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El arquitecto que no hablaba de arquitectura

El arquitecto italiano Fabrizio Carola, recientemente fallecido, prefería no hablar de su trabajo: lo ejercía en países pobres.
El arquitecto que no hablaba de arquitectura Fabrizio Carola nació en 1931. Hizo de África el escenario para sus creaciones, usar tecnologías tradicionales y sostenibles, por lo que obtuvo en 1995 el Premio Aga Kahn, el Nobel para quienes construyen en países islámicos.

Se le considera uno de los pioneros en la arquitectura de la cooperación, pues enfocó sus esfuerzos en pro de las personas que más lo necesitan.


(Corredor del Hospital Regional Kaédi)

Carola provenía de una familia de constructores en Nápoles, ciudad de la que escapó a los 18 años, vendiendo la avispa, se mudó a Bélgica donde estudió en el Institut d'architecture de La Cambre.

Ahí forjó su modo de ver y vivir su profesión: “La arquitectura no me interesa, me aburre profundamente; me gusta hacerla".

En la década de 1970 se mudó a África, primero a Mali donde tuvo su primer contacto con materiales locales y técnicas de construcción.

Estudió a fondo el trabajo de Hassan Fathy y la ADAUA (Association pour le Developpement d’une Architecture et d'un Urbanisme Africain); y empezó a trabajar con tierra y la bóveda nubia, que se convertiría en su firma.

Esta bóveda permite construir estructuras autoportantes sin el apoyo de costillas, por lo que representa un ahorro significativo de material y un uso más racional de los recursos naturales.

Todas las construcciones de Fabrizio Carola se caracterizaron por su naturaleza experimental; nunca usó un vocabulario y un lenguaje preexistentes, sino que diseñó y construyó formas que nacieron como soluciones a problemas técnicos estrechamente relacionados con el contexto climático y el material en el que se construyeron.



El proyecto del Hospital Regional Kaédi en Mauritania (1981-1984) es un hito en su carrera, pues usó la bóveda nubia u ojival para darle forma un proyecto 100% africano, que aprovecha materiales y maneras de construir 100% locales.

En el Hospital Kaédi, Carola experimentó con esta solución modulando, rotando e intersectando cúpulas ojivales de diferentes tamaños. El hospital es un organismo formado por la agregación de una serie de unidades esféricas o de porciones de esfera.

Cada unidad se diversifica de acuerdo con los requisitos funcionales: habitaciones de 4 a 12 camas de hospital, bloques operativos, servicios, unidades de estacionamiento, etc.

Las bóvedas mantienen una temperatura templada y se convierten en parte de la sabana africana.

El Centro de medicina tradicional y el Hotel Le Kambary en Bandiagara, el mercado central y el Centro de capacitación en tecnologías de construcción en Mopti, la mezquita y la escuela. en Gao, los mercados de Hamadallaye y Medine Herb en Bamako, son otros grandes ejemplos de su labor como arquitecto, pero no como un europeo que llega a colonizar África, sino que se despoja de todo conocimiento previo y absorbe la tradición del lugar al que ha llegado.

En 1987 Carola fundó la Asociación NEA (Nápoles Europa África) en Nápoles, con el objetivo de promover el intercambio de conocimientos y experiencias entre Europa y África.




(Mercado Hamadallaye)

A través de este organismo, a partir de 1998, Carola comenzó el proyecto "Neagorà sette piazze”, un pueblo experimental.

Autoconstruido, este pueblo se convirtió en un taller abierto a la participación de jóvenes arquitectos de todo el mundo, como una oportunidad de capacitación e investigación para nuevos tipos de hogares y estilos de vida.

En 2008, Carola recibió el Premio Global de Arquitectura Sostenible en París y en 2011 el premio Vassilis Sgoutas, otorgado por la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) a diseñadores dedicados a la realización de obras en lugares en condiciones de escasez, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las comunidades más desfavorecidas, siguiendo los principios de sostenibilidad.

Carola logró diversificarse, trabajando en las muchas formas posibles de cruzar las cúpulas para combinar la simplicidad constructiva y la expresividad del lenguaje arquitectónico.

Además, también dedicó sus esfuerzos en la producción de ladrillos, buscando las formas más adecuadas de producirlos, pues no podía construir todos sus edificios usando sólo tierra cruda.

Gracias a su trabajo, Carola demostró que la arquitectura no necesita de materiales caros o máquinas complejas para llevarla a cabo.






(Hotel y Restaurante Le Kambary)

Respetuoso de la tradición africana, Carola trabajó con toda libertad, como el mismo lo expresó:

"El ingrediente principal de mi trabajo es la libertad. Para diseñar necesito tres tipos de libertad: la que me da el cliente, la que me da la autoridad y la que me doy a mí mismo. Al trabajar en África, pude beneficiarme de las tres libertades y ser totalmente responsable (para bien o para mal) de mis trabajos. Otro componente esencial es el respeto: respeto por aquellos que se beneficiarán de mi arquitectura. El respeto me impide abusar de la libertad".





(Centro Creativo para Niños)

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