Arquitectura urbana en 2050 según la visión de Arup
El estudio llevado a cabo por Arup e Innovation team, prevé que las estructuras se integrarán plenamente en el tejido de las ciudades, en respuesta a los cambios en el entorno externo, y diseñando para la capacidad de adaptación continua, de acuerdo con en tiempo real las necesidades y demandas de sus usuarios .
Intentando adivinar las características principales de los edificios urbanos para el año 2050, habría que considerar en primer lugar el tipo de población a la que serviría, y hacia dónde han podido evolucionar todos aquellos sistemas que se incorporan a la arquitectura sostenible. Aún así, el gigante de la ingeniería moderna (ARUP) se ha atrevido con ello, y ha publicado un documento escrito por Josef Hargrave, con ilustraciones de Rob Hunt, que bien merece un repaso.
Lo primero que llama la atención de este edificio del futuro es que funciona como un organismo vivo, manteniendo una relación ecológica con su entorno, al tiempo que también se adapta a los requerimientos de sus ocupantes. Eso lo consigue empleando módulos prefabricados que se pueden quitar o poner de manera robotizada, ya sea para modificar el uso de un sector, actualizarlo, o incluso repararlo.
En estos edificios posiblemente se incorporen todo tipo de sistemas para abastecerlos de energía limpia: turbinas eólicas, pilas de combustible, algas, fotovoltaica…etc, además de sofisticados métodos que hagan un uso racional de los recursos naturales. Por estos motivos se supone que esta arquitectura sustentable debiera funcionar también como granjas verticales que abastecieran de alimentos frescos a la comunidad.
Viendo con detenimiento las ilustraciones de cada parte de este hipotético edificio del 2050, y de manera resumida, diremos que destaca por tener:
- Estructura flexible. Con componentes modulares que se pueden actualizar y/o sustituir.
- Recursos sostenibles. El edificio hace uso de recursos renovables, materiales reciclables, y tiene capacidad para funcionar como granja de producción de alimentos.
- Fachadas reactivas. Probablemente la arquitectura del futuro hará uso de materiales que permitan que las fachadas de los edificios se adapten a las condiciones climáticas, tengan capacidad de producción energética y de alimentos, y se puedan auto-limpiar.
- Integración con la comunidad. Especial relevancia de los espacios públicos y verdes, con cómoda conexión a los sistemas de transporte de la ciudad, y que además enseña y promueve las prácticas sostenibles.
- Sistemas inteligentes. Permitirán una reacción del edificio frente a los cambios internos y externos, gracias a sensores y la automatización en la producción de recursos.
Con todas estas características, parece que queda aún más claro que los buenos edificios del mañana, además de crear hermosos espacios, tendrán que integrar mucha tecnología en su interior, formando parte del ecosistema urbano, promoviendo la gestión sostenible de los recursos, y contribuyendo de manera activa a las necesidades del usuario. La producción de energía y de alimentos no será un plus, sino una condición indispensable en esta arquitectura sustentable.
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