Vivienda rural sostenible en Colombia
Como parte de un concurso para diseñar unidades habitacionales en el sur de la ciudad de Bogotá, un área rural, la Sociedad Colombiana de Arquitectos entregó el primer premio a este proyecto de FP Arquitectura.
La decisión obedece a que el prototipo cumplió con los requisitos de ofrecer soluciones tecnológicas y espaciales a fin de que las casas pudieran crecer con el tiempo, así como permitir a sus habitantes desarrollar alguna actividad económica.
Además, la propuesta de
FP Arquitectura planteó criterios de sostenibilidad para asegurar la eficiencia de cada unidad.
Cada unidad consta de un núcleo básico de dos habitaciones, baño, cocina, lavado, almacenamiento y área productiva.
La cocina ocupa el centro de la vivienda y sirve como dispensador de calor durante la noche. Provista de una estufa ecológica, la cocina se concibe como el centro de la vida familiar rural.
Los arquitectos plantaron que cada vivienda contara con tres microclimas internos: la cocina antes descrita que irradia calor en las noches hacia las habitaciones; las zonas húmedas en los servicios baño y lavado), y una más en el taller de cada casa, orientado hacia fuera de tal forma que se establezca una relación con el paisaje y con las demás casas para crear cadenas productivas.
Cada unidad es flexible para que cada familia elija el mejor acomodo, incluso a lo largo del tiempo cuando las familias van cambiando.
A nivel constructivo, la cimentación de cada casa se hace mediante vigas y apoyos que se construyen en el terreno, por lo que es posible construirlas en cualquier tipo de terreno.
De acuerdo con la memoria descriptiva de los arquitectos, “la sección organiza las decisiones proyectuales:
El encuentro con el terreno mediante fundaciones puntuales y pilotes minimizando el impacto sobre el terreno natural y aislando la casa de la humedad.
Una gran ventana orientada hacia el sur funciona como zona de captación de calor regulable, permite la iluminación natural y vincula la casa al paisaje.
La envolvente a doble altura crea un espacio en segundo nivel disponible para el crecimiento y transformaciones futuras.
La disposición de un núcleo compacto de servicios protege los espacios del frío del norte.
El espacio productivo y el corazón de la casa pueden integrarse en un único espacio donde suceden las actividades cotidianas”.
Las viviendas se orientan de la siguiente forma: el área productiva se coloca hacia el sur; mediante una superficie transparente se cierra para crear un efecto de invernadero y captar la radiación solar todo el día durante 8 meses del año.
Para permitir la transmisión de calor se usan muros “trombe”, pintados de color negro para que absorban más radiación solar. El resultado es un temperatura interior ue oscila entre los 18 y los 24 grados centígrados.
Hacia el norte, las fachadas se cierran mediante muros de BTC, una barrera aislante, que retiene el calor obtenido en el interior.
“Para verificar la efectividad de todas las estrategias térmicas incluyendo la del control selectivo de ventilación”, dicen los arquitectos, “se realizan las simulaciones con las ventanas de la zona productiva abiertas en un 50% y el resto de ventanas de la unidad habitacional, abiertas al 10%. Se observa que todos los espacios (Habitaciones, Sala y Cocina) se encuentran dentro de la zona de confort el 100% del tiempo en el caso de Doña Juana y La mesa, y al 80% del tiempo en el caso de Betania.
Para hacerlas 100% sostenibles, además de aprovechar las orientaciones antes descritas, se recolecta agua de lluvia con una cubierta de 60 metros cuadrados para captar hasta 9.1 metros cúbicos de agua al mes.
La cocina es de alta eficiencia, por lo que ahorra entre 30 y 60% de leña en comparación con estufas de leña tradicionales, reduciendo considerablemente las emisiones al aire.
Las viviendas cuentan con una huerta de compostaje para reutilizar hasta el 50% de los residuos orgánicos y fertilizar los cultivos para consumo de la familia.
Se han contemplado usar el mínimo de materiales contaminantes, y usar aquellos que son ecológicos para así disminuir la huella de carbono.
Se emplean los siguientes materiales:
1. Bloque de tierra comprimida BTC, que pueden ser construidos manualmente por las personas produciéndose una apropiación tecnológica que favorece también la sostenibilidad social y económica.
2. Tejas de polialuminio reciclado: tejas compuestas 90% tetrapack reciclado y 10% Foil de aluminio, “lo cual constituye en una solución práctica y económica con características térmicas y acústicas adecuadas para estos climas. Además, al ser una teja de fabricación local se incentiva la economía de la región. (A partir de reciclaje de tetrapack al 90% y 10% foil aluminio; Peso 5.3kg / m2 permite fácil transporte al ser ligera; No genera condensación; Termo acústica, aísla entre 4ºC- 8ºC - tetrapack)”
3. Plástico de invernadero: plástico de alta resistencia a los rayos UV, a agentes químicos y a la lluvia, con capacidad de difusión de luz elevada permitiendo un reparto lumínico más homogéneo dentro del espacio.
4. Muros en seco madera: “Se propone el uso de construcción en seco mediante muros en maderas inmunizadas certificadas que son un recurso renovable, y permiten la autoconstrucción apropiando a la comunidad. Adicionalmente este material es liviano lo que permite y facilita el transporte en lugares de difícil acceso.(Baja relación peso/resistencia; Recurso renovable, durante su proceso de crecimiento absorbe CO2; Permite disminuir costos por autoconstrucción)”.
Como se observa en los planos e isométricos, cada casa ofrece una solución contemporánea tanto en lo formal como en lo funcional, elevando la calidad de vida de las zonas rurales de Bogotá.
Por sus características, estas casas ofrecen soluciones prácticas y reales para los habitantes de estas zonas que, por lo general, son las menos favoridas,
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