Adiós a los paneles solares feos: llegan las ventanas solares transparentes desde Alemania
Un grupo de investigadores en Alemania está probando una tecnología que convierte las ventanas comunes en generadores de energía solar totalmente transparentes.
La clave está en una película con “puntos cuánticos” que captura la luz y la envía a las orillas del vidrio, donde pequeñas celdas fotovoltaicas producen electricidad sin llenar la azotea de paneles.
En lugar de llenar la azotea de paneles, un equipo de la Universidad de Kassel está convirtiendo las ventanas en mini plantas solares. Integran en el vidrio una película con puntos cuánticos, partículas diminutas que capturan parte de la luz solar, la reemiten y la “atrapan” dentro del cristal. Esa luz viaja hacia los bordes, donde celdas fotovoltaicas generan electricidad.
El primer prototipo ya se instaló en un departamento de Vonovia, en Kassel. La idea es medir cuánta energía produce en condiciones reales y cómo se comporta el sistema a lo largo del tiempo. El vidrio sigue siendo transparente, pero ahora puede alimentar cargadores USB, pequeños equipos o apoyar al sistema eléctrico del departamento.
Aunque todavía es un desarrollo en pruebas y falta tiempo para verlo en tiendas, la dirección es clara: fachadas de vidrio que generan energía sin arruinar el diseño. Menos paneles visibles en la azotea, más superficie útil en ventanas para acercarse a edificios de consumo casi nulo.
¿Cómo puede una ventana producir energía?
La idea suena casi mágica, pero tiene una base muy clara: aprovechar la superficie acristalada de los edificios, que normalmente solo deja pasar la luz, para convertirla también en fuente de energía.
En lugar de pegar un panel opaco sobre el vidrio, los investigadores integran en la ventana una película especial con materiales avanzados llamados puntos cuánticos. Estos puntos cuánticos son partículas de semiconductores extremadamente pequeñas (de unos cuantos nanómetros) que pueden “jugar” con la luz de una forma muy eficiente:

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Capturan parte de la radiación solar que llega al vidrio.
Reemiten esa luz con un ligero cambio de color (un “corrimiento al rojo”).
Parte de esa luz reemitida queda atrapada dentro del propio vidrio, viajando hacia los bordes, como si el cristal fuera una guía de luz.
En los bordes de la ventana se colocan pequeñas celdas fotovoltaicas tradicionales. Son estas celdas las que convierten la luz atrapada en electricidad utilizable. El resultado: el vidrio sigue viéndose transparente, pero ya no es un elemento pasivo; ahora es parte activa del sistema energético del edificio.
A este tipo de solución se le conoce como concentrador solar luminiscente (LSC) integrado en ventanas.
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