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De marginales e improvisados, los lofts contemporáneos se han convertido en una exquisita tipología arquitectónica.

Originalmente, el concepto de loft, representaba lugares marginados e improvisados, que los artistas neoyorquinos ocupaban por su bajo costo, adaptándolas como casas-taller. Con el paso del tiempo, el concepto fue retomado por promotores inmobiliarios, quienes lo han transformado en una nueva y sofisticada tipología arquitectónica.
De marginales e improvisados, los lofts contemporáneos se han convertido en una exquisita tipología arquitectónica. El concepto de Loft nació en la década de los cincuenta del siglo pasado, en el barrio de SoHo en la ciudad de Nueva York. Originalmente, estos espacios se ubicaban al interior de viejos edificios abandonados que, hacia finales del siglo XIX habían funcionado como almacenes o fábricas.



Los iniciadores de este nuevo concepto de habitación fueron artistas de diversas disciplinas, quienes, clandestinamente o por una asequible cantidad de dinero, podían ocupar las viejas y decadentes estructuras del SoHo, para transformarlas en excéntricas habitaciones-estudio.



A muy bajo costo, y sin tener que lidiar con las reglas de comportamiento social, latentes en cualquier otra zona urbanamente “correcta” de la Gran Manzana, los artistas revitalizaron y adaptaron los espacios según sus necesidades, gustos y tendencias.



En este sentido, el concepto original del loft, representa la antítesis de la arquitectura moderna, práctica, funcional y con espacios perfectamente delimitados.



Los primeros lofts, eran ocupados individual o colectivamente, dependiendo de la capacidad económica y de los intereses creativos de sus inquilinos, quienes además de aprovechar los enormes y bien iluminados espacios para trabajar, frecuentemente llevaban a cabo fiestas y diversos eventos artísticos, que en muchos casos rompieron con las convenciones artísticas y sociales.



Con el transcurrir del tiempo, este nuevo concepto de habitación y comunidad se extendió hacia otros barrios de Nueva York como Tribeca y Barrio Oeste, centros artísticos también, que sirvieron para atraer a personajes de otros estratos sociales.



Ya para la década de los setenta, después de haberse extendido hasta ciudades como Londres, París y Berlín, el concepto original de loft, marginal e improvisado, se transformó, paradójicamente, en un producto de moda, para gente con posibilidades económicas.



Los espacios diáfanos, de techos altos y materiales burdos, fueron reconvertidos por los promotores inmobiliarios y ahora se presentan como una nueva tipología de vivienda, que ofrece superficies de mayores dimensiones que los departamentos tradicionales y programas más flexibles.



El sofisticado loft contemporáneo expone amplios espacios, iluminados con grandes ventanales y un marcado look industrial, en el que predomina el uso del acero, el concreto y las instalaciones y elementos estructurales aparentes.



Como en estos espacios se omiten los muros divisorios, es común que para diferenciar un área de otra, se utilicen recursos como el color y las texturas para generar ambientes distintos que “delimiten” los espacios.



Aún cuando en el diseño de lofts se divide el espacio lo menos posible, las zonas privadas, como las recámaras suelen estar separadas entre sí, y del resto de la casa, para que puedan gozar de mayor privacidad.

Uno de los recursos que más se utilizan es “meter” un segundo nivel, a manera de desván, dividido por barandales o medios muros, lo que permite conservar la continuidad del espacio. Las escaleras, en este caso, quedan visibles, por lo cual sus diseños casi por lo general son llamativos y escultóricos.

The Silver Factory. El loft de Andy Warhol.



Uno de los espacios que mejor representa al artista excéntrico por excelencia es The Silver Factory, lugar de trabajo y residencia del norteamericano Andy Warhol, padre del Pop Art. El lugar fue bautizado como Silver Factory (fábrica plateada) porque sus paredes fueron tapizadas con papel de aluminio.



En este lugar, que fue uno de los más populares de la segunda década del siglo pasado.



Las puertas del loft de Warhol, estaban abiertas día y noche y allí se congregaban una multitud de personajes: artistas, modelos, músicos, críticos de arte, fotógrafos, travestis, etc... Algunos de los visitantes asiduos al taller eran Lou Reed, Nico, Ultra-violet, Malanga y Robert Mapplethorpe.



Fue ahí donde Warhol creó y expuso sus esculturas más importantes: Kellog’s Corn Flakes, Brillo Boxes, y Heinz Ketchup, entre otros.



En el gran loft se realizaban también, otros eventos artísticos como: proyecciones y filmaciones cinematográficas, conciertos, talleres de arte, entre otros. Esto sucedió solamente hasta el año de 1968 Warhol sufrió un intento de asesinato, después de entonces al espacio sólo accedieron sus amigos más cercanos.

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