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Grandes proyectos que no se construyeron: El Volkshalle (1936), Albert Speer

De haberse construido el plan urbano de Hitler, el mundo sería otro, muy distinto al que conocemos porque hubiera significado su triunfo en la Segunda Guerra Mundial. Por sus dimensiones y no por su significado es que hoy hablaremos de este edificio.
Grandes proyectos que no se construyeron: El Volkshalle (1936), Albert Speer Los regímenes totalitarios pretenden que las sociedades se sometan al mandato del dictador. Para conseguirlo se valen de todo, y la arquitectura y el urbanismo son piezas fundamentales.

Según Adolf Hitler, una vez que Alemania ganara la Segunda Guerra Mundial, Berlín se convertiría en la capital del mundo. Este nuevo centro se llamaría Germania.

"Su esposo va a construir edificios para mí como los que no se han creado desde hace cuatro mil años", le dijo alguna vez Hitler a la esposa del arquitecto, lo que demuestra la confianza de dictador en su empleado y también en su victoria en Europa.

Cuando Hitler se convirtió en Führer, nombró a Speer como el principal arquitecto del Partido Nazi.

Entre sus obras tempranas con este cargo destacan el estadio para los Juegos Olímpicos de verano de 1936, aunque no se trató del diseño de Speer, aunque el se encargó de finalizarlo, el Pabellón Alemán para la Exposición Internacional de 1937 en París y la construcción en 1939 de la nueva Cancillería del Reich.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, y cuando Hitler se apoderó de casi toda Europa, el Führer empezó a trabajar con su arquitecto en el plan de Germania.

En sus “Memorias”, Speer cuenta que “cenaba con Hitler una o dos veces por semana. Sobre las doce de la noche, cuando había terminado la última película, me pedía a veces mi rollo de planos y nos dedicábamos a discutir los detalles hasta las dos o tres de la madrugada”.

En la Academia de Bellas Artes, edificio contiguo a la Cancillería, Speer tenía su oficina y una serie de maquetas que entusiasmaban mucho a Hitler.

Entre ellas destacaba una de escala 1:1000 de la gran avenida que remataba con un domo colosal, el edificio más grande de Germania: el Volkshalle o Sala del pueblo.



Inspirada en el Panteón de Roma, la sala remataba la avenida principal de Germania, una arteria en donde se concentrarían todos los ministerios de gobierno y un arco del triunfo más grande y más ancho que el de París.

Con una capacidad para 150 y 180,000 personas, la gran sala se convertiría en el equivalente de la Basílica de San Pedro, mezcla de culto a la personalidad e iglesia del nazismo.



El interior de la sala era circular: 250 metros de diámetro y de altura, suficiente como para construir una torre Eiffel en el interior.

Dice Speer en sus Memorias: “La configuración del interior tendría que ser lo más sencilla posible; alrededor de una superficie circular de 140 metros de diámetro se levantaban tres pisos de tribunas, que llegaban hasta una altura de treinta metros.



“Una corona formada por cien pilares rectangulares de mármol, de dimensiones humanamente admisible (24 metros de altura), quedaba interrumpida, justo ante la entrada, por una hornacina de 50 metros de alto y 28 de ancho, cuyo fondo debería estar revestido de mosaicos dorados y ante la que habría, como único elemento decorativo, sobre un pedestal de mármol de catorce metros de altura un águila imperial dorada sujetando entre las garras la esvástica con corona de hojas de roble”.

La cúpula de 290 metros de alto se revestiría de placas de cobre, rematada por una linterna de cristal de 40 metros de alto y encima un águila posada en una esvástica.



La cúpula descansaba sobre un bloque cuadrado de granito de 315 de largo por 74 metros de alto.

El volumen del conjunto habría tenido 21 millones de metros cúbicos. Según Speer, el Capitolio de Washington se habría perdido varias veces en esa masa gigantesca.

Según las memorias de Speer, para Hitler estas dimensiones tenían un origen: la Edad Media.

Según el dictador, la catedral de Ulm tenía un superficie de 2,500 metros cuadrados, a pesar de que esta ciudad contaba apenas con 15,000 habitantes al momento de completarse el templo.

Así que el Volkshalle sería apenas amplio para una ciudad como Berlín, donde habitaban en la época varios millones de habitantes.
Fuente: Memorias de Albert Speer

Para el arquitecto de Hitler, el edificio era perfectamente construible, aunque había que superar algunos retos técnicos: en invierno, tal concentración de personas habría ocasionado lluvia en el interior debido a la condensación del sudor y la respiración.



Para construir la nueva ciudad habría que arrasar con buena parte de Berlín. En algunos casos comenzaron a hacerlo pero la guerra detuvo los trabajos.

Al salir de la cárcel en 1966, Speer aceptó que esa ciudad que nunca se construyó estaba fuera de escala y proporción, como los sueños de quien estuvo a punto de transformar el mundo para siempre.



Texto por: Jorge Vázquez Ángeles

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