Ciudad socializante vs Ciudad Alienante. Participación de Venezuela en la 13° Bienal de Arquitectura de Venecia 2012

Caracterizada por la claridad y calidad de sus propuestas, la República Bolivariana de Venezuela, destaca en esta Bienal porque es quizá la que mejor refleja el concepto del que partió esta 13° emisión de la Bienal, “Common Ground”, propuesto por el arquitecto inglés David Chipperfield, quien más allá de establecer un criterio sobre lo que es la arquitectura contemporánea planteó una serie de cuestionamientos y relaciones en torno a lo que supone el “trabajo en conjunto” y las “plataformas en común” de unos y otros, en el ámbito de una profesión, que actualmente se caracteriza por el individualismo y en muchos casos por grandes egos.

La propuesta de Venezuela para la 13° Bienal de Arquitectura de Venecia en relación a lo social, el trabajo en conjunto y las plataformas en común, es muy clara y contundente -ya que a diferencia de propuestas efectistas como las de otros de los países participantes exhibe un caso real y concreto- parte de la premisa de que “la casa es el primer universo del hombre y la fuente primordial para la transformación individual y colectiva de una sociedad, en Venezuela, la conjunción de voluntades e instituciones ha permitido acelerar bajo nuevas políticas y evidencias, la búsqueda de la igualdad de todos con todos en el espacio urbano, sin exclusión.”



Con mucha claridad en relación al concepto de “Common Ground”, el material exhibido plantea una incesante aproximación, meditación y debate sobre la ciudad existente y la ciudad deseada, derivadas un lamentable acontecimiento: una vaguada que cayó en Venezuela a finales del 2010 y que dejó a más de 140, 000 ciudadanos pobres sin hogar. En este sentido, la exposición “Ciudad socializante vs ciudad alienante” integrada por una instalación del artista y arquitecto Domenico Silvestro, representa a partir de lo que él mismo ha denominado como ensayos gráficos cromáticos, un proceso que ha dado pie a la transformación urbanística más importante de la Venezuela contemporánea.



La muestra de esos dibujos o ensayos gráficos cromáticos, en pequeño y gran formato, presentados en la Sala mayor del pabellón, incorporan inmediatamente a los espectadores en un contexto urbano subvertido por imágenes que incitan a la reflexión más intima sobre las posibilidades efectivas que tiene el hombre de transformar su entorno vital.



La disposición de los diferentes elementos ubicados dentro de la Sala mayor del pabellón venezolano generan dos tipos de experiencias, la primera que es envolvente, como el que experimentan las personas en medio de una ciudad y la segunda que es dinámica, determinada a partir del juego de tamaños y distancias entre cada uno de los diferentes elementos con los que el espectador se va topando a lo largo de la muestra. En todos sentidos la presencia venezolana hizo evidente su preocupación por lo social, postura que incluso puede apreciarse en la propia museografía de la exposición, ya que fue estructurada de tal forma que el público en general y no sólo los arquitectos pudieran comprenderla.



Uno de los mejores recursos de la representación venezolana para facilitar la comprensión de sus propuestas fue la proyección de un audiovisual realizado por Andrés Agustí que se ubicó en la Sala menor, ya que permitió mostrarles a los espectadores diversos testimonios de las familias venezolanas que han echado tierra para la construcción de sus hogares, que ahora pueden habitarlos y que narran la experiencia de cómo una casa transformó su condición de ciudadanos.



Es importante mencionar que además de la gran calidad de la muestra y de la relevancia de sus ideas, los venezolanos destacaron entre los demás países por cuidar los más mínimos detalles de su presentación: el diseño de sus catálogos fue atractivo e impecable y la atención de sus jóvenes representantes en el pabellón fue quizá la mejor de toda la muestra, ya que sin excepción y con una actitud cálida y amistosa invitaban a los espectadores a explorar el interior obsequiándoles los catálogos, trípticos y postales explicativas para el mejor entendimiento de sus propuestas.



Sin duda, la participación de Venezuela en esta Bienal constituye un ejemplo de que la arquitectura para que verdaderamente tenga impacto social, debe de emerger de la propia comunidad y que más allá de buscar obras paradigmáticas o establecer ideas fija debe orientarse a la búsqueda de puntos de encuentro.








Nota Biográfica:
Doménico Silvestro.
Es profesor de Diseño arquitectónico en la Facultad de Arquitectura de la universidad Central de Venezuela. Desde los años ochenta, ha participado en eventos nacionales de artes plásticas y arquitectura y su obra ha sido merecedora de numerosos e importantes galardones. Entre los más recientes destacan el Premio Nacional de Cultura 2008-2010, Mención de Arquitectura; el Premio Nacional 2006, categoría Obra de Arte, por su trabajo “Cometas libres en el aire”; el primer lugar del premio CONAVI 2001, por su obra “Barrio 19 de abril”. Entre los reconocimientos internacionales destacan: la Mención obtenida en la VII Bienal del Caribe, La Habana, Cuba, 2008; el primer premio de la VI Bienal del Caribe, Willemstad, Curacao, 2006; el premio del “Concurso de ideas para el monumento en memoria del 11 de septiembre de 2001”, Nápoles, Italia 2003.

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