Las burbujas arquitectónicas de Marco Canevacci
La arquitectura efímera puede hacerse con plástico y en forma de burbuja, como lo demuestra el trabajo de este artistas mundial .
A todos nos gustan las burbujas, seamos sinceros, desde las de jabón hasta aquellas en las que podemos meternos para luego correr, tratando de no perder el equilibrio.
Quizá por eso
Marco Canevacci es el gurú de las burbujas arquitectónicas y de la
arquitectura efímera, capaz de transformar un lugar lúgubre, oscuro o anodino en una lleno de luz y alegría.
En la década de 1990, Berlín era una ciudad donde era posible conseguir lugares para vivir a precios irrisorios.
El problema era que, debido a su abandono, no contaban con servicios como el de calefacción, tan necesarios en un lugar donde el invierno tiene fama de rudo.
Así, Canevacci, junto con otros tres arquitectos y un músico electrónico, comenzó a crear estructuras con plástico, el material más barato y más disponible, para crear entonos más reducidos y fáciles de calentar.
Así surgió el colectivo
Plastique Fantastique, formado por arquitectos, diseñadores de sonido, escultores, escenógrafos y especialistas en carpintería, y que pretende llenar de burbujas el espacio público.
Plastique Fantastique es una plataforma para la arquitectura temporal o efímera que muestra las posibilidades de rendimiento de los entornos urbanos.
Las estructuras transparentes, ligeras y móviles de las burbulas se relacionan con la noción de activar, crear y compartir espacios públicos e involucrar a los ciudadanos en los procesos creativos.
En muchos sentidos, son las estructuras más simples: una piel que se separa pero también se conecta. El resultado es una instalación específica para el sitio que le da nueva vida a la ciudad y hace visible lo invisible.
Para Canevacci, la burbuja “actúa como un catalizador para investigar, e intervenir temporalmente en espacios abiertos”. La arquitectura con la que trabaja es especial porque permite la creación de una estructura que puede aparecer y desaparecer en minutos. Puede ser espontáneo y nómada, lo que permite que surjan nuevas posibilidades.
Las burbujas de Canevacci se crean con plásticos opacos, translúcidos y transparentes. Cada estructura tiene un propósito específico y se realiza teniendo en cuenta ese propósito o el entorno que lo rodea.
En el Festival Metropolis en Copenhague del año pasado, el colectivo usó plástico espejado y transparente “para reflejar la luz del sol y mantener a la gente dentro de la burbuja fresca”.
En el Moderna Museet de Malmö, Suecia, la burbuja estaba hecha de dos tipos de plástico, uno transparente y otro opaco, “de modo que los espectadores del exterior solo pudieran mirar dentro o fuera de partes específicas de la burbuja”.
“The Pulse of London” es un ejemplo de colaboración: con el músico Marco Barotti, se diseñó una burbuja que al entrar en ella, el espectador, provisto de un censor en su oído, captaba los latidos del corazón, que luego se digitalizaron, se distorsionaron, para reproducirse dentro de la burbuja.
Si bien es cierto que el trabajo de Canevacci involucra cierta dosis de arquitectura efímera, para el artista “se trata de experimentos que pueden ayudar a mejorar su visión dentro de una ciudad, al mejorar un punto de vista anarquista sobre el paisaje urbano y la sociedad".
En 2016, Canevacci trabajó en la Gran Vía de Madrid, junto con alumnos de la Escuela de Diseño para colocar 3 estructuras de plástico, una de ellas con capacidad para 40 personas, “diseñadas para estudiar y deshacer los límites entre el espacio público y el privado”.
Mediante talleres, Canevacci y su Plastique Fantastique explica el concepto de la arquitectura efímera y su capacidad para crear espacios nuevos e innovadores.
Con información de BerlinArtLink, El Mundo.
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