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Habitaciones que flotan en el Valle de Guadalupe

Como atracción turística, la ruta del vino en el norte de México ofrece hoteles originales, como este, con paredes de tierra compactada y habitaciones que flotan.

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La estructura de este curioso hotel está fabricada, casi al 100%, por ladrillos de tierra compactada.

Su pesada apariencia se eleva sobre unos podios brillantes, de espejo, que crean la ilusión de que el hotel Bed & Breakfast Santulan flota en el aire.

Construido en el Valle de Guadalupe, una zona vitivinícola en el estado de Baja California, los volúmenes del proyecto se funden con el paisaje semidesértico, una amplia llanura.

Santulan divide cada área en cinco estructuras independientes, a contracorriente de la tipología típica de un hotel.

Los pasillos que los conectan simplemente tocan el suelo, pero uno de ellos se hunde entre dos muros de hormigón, convergiendo hacia el cielo, que conduce a una cúpula geodésica subterránea.

Visto desde el aire, el hotel se planta en el terreno creando una geometría propia, dinámica, mediante un gran eje longitudinal que atraviesa el conjunto, y creando un estanque triangular al centro.

Los senderos que unen los volúmenes no tocan el suelo, lo que reafirma la intención de flotar.

Para el arquitecto Santos Bolívar, el hotel “es una interpretación de la relación pacífica entre la vida privada y colectiva (el edificio principal, que alberga ocho habitaciones, se complementa con un pabellón de yoga, una cocina y sala de estar comunes y una pequeña galería de arte) y entre la arquitectura y la naturaleza”.

Además, el hotel cuenta con instalaciones ecológicas, como azoteas techos verdes con plantas endémicas, una torre de captura de niebla, huerto orgánico y un sistema de reutilización de aguas grises).

Otros espacios de que consta el hotel: salón de yoga y carpa geodésica, que remata el eje longitudinal del sitio.

Cada una de las 8 habitación del hotel cuenta con baño, terraza y jardín.

Las azoteas verdes, encima del volumen de habitaciones, permite disfrutar de las puestas y salidas de sol en el Valle de Guadalupe

El eje longitudinal es un camino semisubterráneo que conduce a una cúpula geodésica de madera para meditar.