Los inventos de Rem Koolhaas para la Biblioteca Nacional de Qatar
El arquitecto es un hombre de gran inventiva, que no sólo limitada al aspecto espacial. Rem Koolhaas lo demuestra en las innovaciones que introdujo en uno de sus proyectos más aplaudidos, inaugurado en noviembre de 2017.
La
Biblioteca Nacional de Qatar (QNL) se ha convertido en el símbolo de este pequeño pero muy rico país.
El papel principal de la biblioteca es administrar el patrimonio nacional de Qatar al recopilar, preservar la historia del país.
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La biblioteca, en términos de contenido, cuenta con más de 800,000 libros. Además, el acervo posee 500,000 libros electrónicos, publicaciones periódicas y varias otras colecciones únicas.
La biblioteca fue diseñada y construida por la firma holandesa Office for Metropolitan Architecture (OMA), el despacho fundado y encabezado por
Rem Koolhaas.
El edificio cuenta con la asombrosa cantidad de 45,000 metros cuadrados de espacio en la Ciudad de la Educación de Qatar.
El interior del edificio, en su punto más alto, alcanza una altura de 14.78 metros. El techo está cubierto con fibra de vidrio que proporciona un efecto de espejo y permitir que rebote la luz solar del desierto.
Las ventanas del edificio cuentan con paneles de vidrio doble para aislar las intensas temperaturas del desierto. Algunos de estos paneles miden hasta 5.48 metros.
La QNL también alberga una sección para los manuscritos y libros más raros de Qatar. Esta parte de la biblioteca es como un laberinto donde se organizan exposiciones para los visitantes.
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Además, el complejo se complementa con un laboratorio de conservación, un laboratorio de digitalización y una vitrina protegida con control de humedad para trabajo con los manuscritos antiguos; un auditorio de 120 asientos, 2 salas multimedia, 21 salas de estudio grupales, 6 salas de enseñanza, una biblioteca infantil de 686 metros cuadrados, 26 pantallas interactivas y 465 computadoras, restaurante, cafetería y un sistema clasificador de libros de identificación por radiofrecuencia de última generación.
Este sistema permite la localización casi instantánea de los cientos de miles de libros de que dispone.
Las tecnologías integradas al edificio son una de las innovaciones del proyecto, como las estaciones automáticas de autopago y retorno, y un complejo sistema de clasificación de libros de identificación por radiofrecuencia (RFID), similar a los que operan en los aeropuertos para transportar las maletas.
También cuenta con un “People mover”, un sistema de transporte que lleva a los usuarios de la biblioteca a lo largo de las estantería más elevada, haciendo que la colección sea fácilmente accesible para todos.
Desde luego, la QNL cuenta con una amplia gama de sistemas informáticos, tabletas, pantallas interactivas y equipos audiovisuales.
Según Koolhaas, “la biblioteca está concebida como una habitación individual que alberga personas y libros. Los bordes del edificio contienen la colección de libros y, al mismo tiempo, encierran un espacio triangular central”
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Gracias a su configuración, los visitantes entran al edificio desde el centro, en lugar de entrar desde el perímetro.
Los pasillos están diseñados “como una topografía de estanterías, intercalados con espacios para leer, socializar y navegar”.
Las estanterías están hechas del mismo mármol blanco que los pisos, y están diseñadas para contar con iluminación artificial, ventilación y el sistema de devolución de libros.
Un puente sin columnas conecta los pasillos principales de la biblioteca, lo que permite una variedad de rutas en todo el edificio.
La colección histórica se encuentra en el centro de la biblioteca en un espacio excavado de 6 metros de profundidad, revestido de travertino beige.
"Diseñamos el espacio para que pueda ver todos los libros en un panorama. Podrás ver dónde se encuentran: todos físicamente presentes, visibles y accesibles, sin ningún esfuerzo particular. El interior es tan grande que es casi a escala urbana: podría contener una población completa, y también una población entera de libros”, dice el arquitecto.
Experto en hacer
bibliotecas, Koolhaas también diseñó la Biblioteca Central de Seattle, y la Biblioteca Alexis de Tocqueville en Caen, Francia.
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Gracias a estas innovaciones que hacen más fácil la operación de la biblioteca, Rem se une al grupo de arquitectos inventores, como lo fueron Mies van der Rohe en la casa Tugendhat, en la República Checa, que contaba con un complejo sistema de poleas que movía y ocultaba en largo vidrio en la estancia para convertirse en terraza.
Esta casa fue pionera en la aplicación del linóleo, un material caro y raro hacia finales de los años 20, así como una cámara para guardar pieles, y lavadoras y secadoras industriales para lavar las extensa alfombras.
Otro caso parecido es el de Pedro Ramírez Vázquez, arquitecto mexicano que en la Basílica de Guadalupe instaló una pasarela automática, una de esas bandas tan usuales en los aeropuertos, detrás y por debajo del altar principal, para que los feligreses aprecien la imagen de la virgen sin interrumpir la misa, ni quedarse parados y causar tumultos.
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Con información de El País.
imagenes © iwan baan — OMA
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