Casa en Sri Lanka, de Tadao Ando
Ubicada en una paradisiaca playa al sur de Sri Lanka, en una bahía llamada Mirrissa Hill, de arena blanca bañada por el Océano Índico, se levanta esta imponente casa, diseñada por el arquitecto japonés Tadao Ando, por encargo de un importante empresario belga.
Un importante empresario belga de nombre Pierre Pringers deseaba una
casa para vacacionar pero en la cual pudiera tener un estudio-oficina y un espacio para las actividades de su esposa, la artista Saskia.
Es importante mencionar que el empresario seleccionó al arquitecto japonés para realizar esta casa porque admira una de sus obras más emblemáticas, la Iglesia de la Luz, que se localiza a las afueras de Osaka,
Japón, en el pequeño pueblo de Ibaraki.
De esta forma, el lenguaje de la casa está inspirado en aquella emblemática obra, de volumetría sobria y majestuosa.
Sin embargo, en este caso, el arquitecto le dio a esta edificación un enfoque diferente, proyectando una estructura abierta al exterior para permitir que los usuarios puedan disfrutar libremente de la belleza del magnífico paisaje que la rodea.
Ya desde el esquema en forma de Z invertida (que también podría ser una N), cuyo extremo se extiende a lo largo de la propiedad, se advierte que Tadao fue más allá de lo que nos tiene acostumbrados.
En las fotos no se aprecia esta forma singular, pero que vista en planta nos damos cuenta que la aparente separación de los volúmenes principales es mera ilusión, pues el arquitecto concibió esta casa como un solo elemento al que restó algunas partes del techo.
El edificio se compone de tres alas unidas por un patio central y una gran escalera. La
alberca se encuentra en una de las terrazas mirando al
mar.
Una caja rectilínea, que contiene la sala de estar de casi 20 metros de largo, corta dinámicamente a través de estas alas en ángulo.
La recepción da paso al comedor. La rampa a lo largo de una pared es casi tan larga como la habitación misma. La luz se vierte a través de una abertura en forma de túnel al final; la ventana de la fachada puede hacerse para desmaterializarse en el océano de abajo.
Una gran escalera cubre el espacio entre las dos alas. La piscina se encuentra en la parte superior de la sala de estar, por lo tanto, es tan larga y expansiva como la habitación que se encuentra debajo.
Como en muchas de sus obras, para esta casa también utilizó concreto armado para configurar un edificio cuya orientación es vital para capturar el paisaje y enmarcarlo en grandes ventanales.
La luz natural es parte integral del diseño de esta casa.
Por un lado, Ando corta paredes y perfora huecos para dejar que la luz natural entre en los pliegues angulares del concreto sólido, y por el otro, mete la luz artificial en sus rincones y grietas, manteniendo la fuente de luz artificial oculta a la vista.
Curiosamente el arquitecto nunca visitó el emplazamiento antes de empezar el proyecto, y a pesar de ello, fue extremadamente preciso en su orientación.
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