Casa de vacaciones para terroristas
Oculta en el espeso bosque de Mösern, al oeste de Austria, esta propiedad de un marchante de arte polaco, Rafael Jablonka, la ha bautizado el artista alemán Thomas Schütte como “casa de vacaciones para terroristas”.
En el espeso bosque de Mösern, en el oeste de
Austria, se encuentra una peculiar estructura, la 'Casa de Vacaciones para Terroristas', una creación del artista alemán Thomas Schütte. Esta
casa, que originalmente existía solo como un modelo arquitectónico, fue comisionada para ser construida en la propiedad de verano del comerciante de arte polaco Rafael Jablonka.
La vivienda parece tomar prestado del famoso diseño de la Casa Farnsworth, con dos planos de madera separados por una pared de vidrio que envuelve todo el plano. Dos núcleos de concreto escultóricos colocados en el espacio ayudan a sostener la estructura del techo y delinean diferentes funciones, con una cocina integrada, chimenea, baño y cama. Las cortinas de colores de altura completa pueden cerrarse para obtener privacidad o abrirse para sumergir el interior en el paisaje forestal circundante.
A primera vista, esta casa contemporánea parece un hogar pintoresco en un entorno encantador. Sin embargo, esta residencia nunca será habitada ni visitada por nadie más que el propietario. El proyecto es arquitectura, pero su propósito es el arte. Schütte modeló originalmente esta idea en respuesta a los ataques del 11 de septiembre en las torres del World Trade Center, donde se sorprendió de cómo los funcionarios inmediatamente buscaron culpar a los planes arquitectónicos.
La residencia moderna es irónicamente una crítica a la arquitectura contemporánea, y como tal, el propietario no tiene intenciones de mudarse ni de abrirla al público. Solo quiere mantenerla como arte a escala real.
El proyecto tiene una intención artística. Schütte lo concibió primero como maqueta. Era una respuesta crítica a los ataques del 9/11 a las Torres Gemelas, tras los cuales los funcionarios culparon a los planos arquitectónicos de los edificios. Luego, Jablonka pidió construirla en su propiedad. No tiene intenciones de mudarse o de abrirla al público; sólo quiere mantenerla como una instalación artística.
La pared de vidrio envuelve toda la estructura, proporcionando una vista panorámica del bosque circundante. Las cortinas coloridas pueden cerrarse para privacidad, y el interior de madera y el área de comedor ofrecen un ambiente acogedor. Los núcleos de concreto escultóricos añaden un toque artístico, y la cocina está integrada en el núcleo.
Aunque esta casa nunca será un hogar, sirve como un recordatorio poderoso y tangible de las tensiones entre la arquitectura, el arte y la política global.
Fotos: Nic Tenwiggenhorn
Thomas Schütte
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