Fallece el arquitecto del edificio Costanera Center

El artista que nació en 1927 en París, hijo de padre peruano y madre chilena, se graduó de arquitecto en 1952 en la Universidad Católica.



Junto a un grupo de profesionales, compuesto por sus colegas Sergio Alemparte, Manuel Wedeles, Yves Besacon y José Gabriel Alemparte, llevaron a cabo grandes proyectos como el Costanera Center.



Ya sea en sus cuadros o en sus torres de más de 20 pisos, la preocupación de Ernesto Barreda Fabres (1927-2014) siempre estuvo puesta en el ser humano. Como pintor, retrató desde los años 40 a personajes en atmósferas surreales, cargadas de melancolía y misterio: hombres que beben solos, mirando el atardecer desde una terraza o paisajes vacíos, donde la huella humana se evidenciaba en el portón gastado de una casa, o en una biblioteca abandonada. Como arquitecto, en tanto, Barreda protagonizó a fines de los 50, junto a su socio Sergio Alemparte, la continuidad del movimiento modernista en Chile, para luego entre los 70 y 90 convertirse en los mayores exponentes de una arquitectura que reflejó el crecimiento económico del país, con lujosas torres de formas elegantes y fachadas de vidrio, entre ellas la Torre Santa María (1980), el Crowne Plaza (1981), el Hotel Hyatt (1992) y el Edificio de Valores (1995). Todos levantados a partir de las necesidades del hombre contemporáneo.

El jueves, el arquitecto y pintor de 86 años falleció, luego de ser diagnosticado de cáncer hace cuatro meses. Ayer, en su funeral realizado en el Parque del Recuerdo lo acompañaron sus familiares y amigos, entre ellos su colega, Sergio Alemparte. “Estuvimos juntos desde la escuela en la U. Católica hace más de 60 años. Fue un agrado trabajar con él, tenía una gran imaginación que le venía de la pintura; él ponía la creatividad en los proyectos”, dice Alemparte. “Nuestra oficina se mantuvo sólida porque nos preocupamos de invitar a darle frescura a arquitectos más jóvenes”.

Entre los fichajes se cuenta su hija, Amalia Barreda, y los arquitectos Manuel Wedeles e Yves Besançon. “Tito fue mi mentor. Me formó como persona, con su humor, vitalidad y generosidad y como profesional, con su visión de una arquitectura alejada de la moda, coherente, auténtica, en que nada sobra”, dice Besançon. Mientras que su hija Amalia destaca su sello internacional: “El hecho de haber viajado tanto le abrió los ojos. Era un creativo innato, que me enseñó el valor del rigor”.

Uno de los últimos proyectos de Alemparte, Barreda y Arquitectos Asociados fue el Costanera Center, criticado por su gran altura. En una entrevista con revista Capital, de mayo pasado, Barreda defendió la obra: “A nosotros nos gusta, pero hemos recibido mucha quejumbre (...). No sé si la gente añora una ciudad más chiquitita como de pueblito, con la casa bonita con antejardín y una cosa siniestra llamada quincho... Soy un hombre de la urbe. Un hombre de departamento”, dijo.

En sus últimos meses, el arquitecto se dedicó más al arte. El año pasado expuso una serie de esculturas en bronce en la Galería Artespacio y hace dos meses una serie de dibujos en la Umce. Antes, su obra se expuso en EE.UU, Francia, Brasil y España. En Chile, tuvo una gran retrospectiva en el Museo de Bellas Artes en 1997.

Para el escultor Gaspar Galaz y miembro de la Academia de Bellas Artes, al igual que Barreda, su gran legado en el arte fue la pintura de esos paisajes desolados. “El habló de lo descascarado, de lo olvidado y del transcurso del tiempo, donde la arquitectura siempre estuvo presente, en las casas, las perpectivas, los exteriores. Su gran tema fue la relación entre el hombre y su espacio habitable”, resume el artista y académico.

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