Tlatelolco, 61 años de la Ciudad Invencible
Este 21 de noviembre, Ciudad Tlatelolco celebra 61 años de fundación. Tras ser considerada un símbolo de la modernidad en su época en la Ciudad de México, en las últimas décadas su comunidad está rota y su infraestructura deteriorada; habitantes buscan recuperar la calidad de vida que se fue
El Conjunto Urbano Nonoalco
Tlatelolco fue inaugurado por el presidente Adolfo López Mateos nueve días antes del fin de su sexenio (1964), para ejemplificar el Milagro Mexicano, la modernidad de los años 60.
El proyecto, del arquitecto mexicano
Mario Pani, se levantó en un territorio de 1km2 que fue bodega de ferrocarrileros, aduana de pulque, herradura de tugurios y más de cuatro siglos atrás, potencia comercial mexica.
Se construyeron 12 mil departamentos, algunos de lujo total: mármol, caoba, elevadores, penthouse y hasta acceso exclusivo para servidumbre; 112 edificios con todos los servicios, rodeados de escuelas, parques, clubes deportivos, hospitales, teatros, una estación del Metro y un cine que, después abandonado.
Los primeros habitantes eran clase media que crecía, la mayoría profesionistas jóvenes a punto de iniciar una vida. Tlatelolco se convirtió rápidamente en el lugar de moda. Por sus andadores, parques, escaleras y elevadores era común ver esposas de políticos, actores, artistas, intelectuales, cientos de niños jugando. Una ciudad joven.
Tlatelolco reúne pasado prehispánico, colonial y contemporáneo. La masacre de 1968 dejó una huella profunda en la historia y en la memoria colectiva, pero el golpe más devastador para la comunidad llegó el 19 de septiembre de 1985, con el sismo que marcó para siempre la vida en Tlatelolco. El edificio Nuevo León se derrumbó de forma parcial por el sismo de 8.1 grados de intensidad. Dos minutos. Toneladas de varillas, concreto, muebles, escombros. Murieron cientos.
Los edificios fueron reforzados. Doce debieron demolerse. Pero el miedo quedó en los que se fueron y en el resto de los capitalinos que ven en Tlatelolco un riesgo latente, "estos edificios aguantan más sismos como el del 85... y 100 años más", asegura Antonio Fonseca.
En 2014, Tlatelolco lucía muy deteriorado: fachadas despintadas, andadores oscuros, rincones llenos de basura. Márez y Fonseca trabajaron por generar un Tlatelolco con nuevos vínculos entre vecinos que puedan mejorar las condiciones de vida y reconstruir así una comunidad.
"Tlatelolco es un archipiélago. Cada edificio es una isla con sus propias problemáticas y necesidades. Para muchos Tlatelolco es de su puerta para adentro, se desentienden de todo. Hay relaciones rotas", enfatiza Márez. Coincide con Fonseca en que Tlatelolco sigue siendo un espacio bueno para vivir, aseguran que, según la percepción de los vecinos en 2014, un departamento puesto en renta se ocupa casi a los cinco minutos.
A 61 años de su fundación, Tlatelolco enfrenta retos importantes, pero también conserva una vitalidad única. Sus espacios, aunque marcados por la historia y el desgaste, siguen siendo hogar de familias y testigos de nuevas historias. El futuro de la Ciudad Invencible dependerá de la capacidad de sus habitantes para reconstruir la confianza, renovar los lazos comunitarios y encontrar soluciones colectivas que permitan recuperar el orgullo y la calidad de vida que alguna vez definieron a este emblemático conjunto urbano.
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