El Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. Acaso es un disfraz hecho a la medida.
En los últimos años una de las mejores estrategias de mercadeo de las empresas inmobiliarias y la estafa detrás de los concursos de arquitectura es el discurso medioambiental.
Este es el caso del diseño para el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, anunciado como una de las mayores infraestructuras del mundo y como la más ecológica que se haya concebido hasta el día de hoy, siendo justamente este punto, un argumento que supone múltiples sinrazones.
¿Anuncio de un desastre ecológico?
La obra estará emplazada en un terreno de 555,000m2 en una zona contigua a la actual infraestructura aeroportuaria, pero de momento, más allá de las cifras generales y las pomposas y teatrales presentaciones sobre el diseño futurista que tendrá la nueva terminal, aun no se saben los detalles precisos sobre cuáles son los terrenos y en qué medida quedarán afectados por el proyecto.
En el caso particular de Texcoco, es seguro que la construcción del
aeropuerto destruiría el hábitat de las 100,000 aves que llegan año con año, además de que promoverá la expansión urbana, situación que pondrá en riesgo a cientos de personas, ya que es una zona que por su naturaleza es “inundable” por estar próxima al lago.
Cualquiera con un mínimo de sentido común, puede deducir que un aeropuerto nunca podrá ser compatible con la ecología. Sin embargo, el gobierno federal y los creadores del proyecto, intentado convencer a la opinión pública de la importancia de esta obra, han hecho énfasis en el tema ambiental señalando sus múltiples “bondades” ecológicas que
supuestamente se derivarán de su vanguardista estructura.
El concurso ¿Un disfraz hecho a la medida?
El concurso, convocado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, a través de Aeropuertos y Servicios Auxiliares, fue un evento cerrado, al que sólo fueron invitados arquitectos de larga y reconocida trayectoria, con la condición de que buscaran un aliado internacional con experiencia aeroportuaria. Así lo hizo
Fernando Romero quien inteligentemente se asoció con el británico
Norman Foster.
Los parámetros del concurso fueron sin duda muy claros, sin embargo, es importante señalar que bajo estos lineamientos, la invitación a Fernando Romero resultaba desde el principio un tanto extraña, pues si bien este joven arquitecto tiene varias obras en su trayectoria –el
Museo Soumaya, propiedad de su suegro, por ejemplo- no deja de ser, en relación a
Teodoro González de León, Francisco Serrano, o Javier Sordo Madaleno, por mencionar sólo algunos de los arquitectos mexicanos que también participaron en el proyecto, una incipiente promesa de la arquitectura.
No basta toda la trayectoria de Norman Foster, para inferir que el proyecto ganador del concurso para el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México fue, desde siempre, un disfraz hecho a la medida y quizá hasta hecho por encargo. Alusivo a los símbolos patrios, eco-amigable, vanguardista, de rápida construcción con materiales hechos en México y de bajo costo, el proyecto de Romero, revestido con el brillo de una de máximas figuras de la arquitectura a nivel mundial, le proponía al jurado un discurso que cubría todos los aspectos para justificar su éxito en el concurso.
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Más información:}
Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México
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El proyecto y su construcción ¿Un negocio de familia?
El diseño para el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, está conformado por una estructura prefabricada que no requerirá de los clásicos andamios para ser construida. De acuerdo a Foster y Romero, el proyecto revoluciona el diseño de aeropuertos con una terminal completa que estará cubierta dentro de una estructura ligera y continua, uniendo las paredes y la techumbre en una forma única y fluida, que evocará el vuelo. A decir de los arquitectos, no precisará aire acondicionado, pues la temperatura del mismo se regulará de forma natural. Igualmente, el agua de lluvia, será capturada para ser reutilizada en las instalaciones.
El proyecto es tan grandilocuente como ecológico, pues según información publicada en el portal de Foster & Partners, es el único en el mundo con certificado LEED Platinum, es decir, la más alta categoría de edificios sustentables.
Si bien la mancuerna entre Foster y Romero representará para éste último un gran escaparate a nivel internacional, el diseño arquitectónico es lo que menos importa, ya que la verdadera ganancia será sin duda la construcción de la obra. En este sentido, el proyecto parece que también se presenta como un disfraz hecho a la medida, ya que el sistema constructivo anunciado por Foster en el video del proyecto fue “inspirado” en las soluciones estructurales de una empresa mexicana que conoce bien Fernando Romero,
Geométrica, responsable del sistema constructivo del Museo Soumaya, y que en su portal web incluso le ha extendido sus más cordiales felicitaciones por haber ganado esta competencia (para leer esta felicitación da clic en el siguiente enlace:
http://www.geometrica.com/es/aeropuerto-intl-mex
¿Será que la construcción del Nuevo Aeropuerto para la Ciudad de México quedará a cargo de Geométrica? Es altamente probable, considerando que esta compañía ha participado en otros proyectos de la familia Slim, que como es bien conocido, posee una de las empresas constructoras más grandes de Latinoamérica, y que se ha asociado en múltiples ocasiones con los proyectos de infraestructura urbana de creación más reciente, como la línea 12 del metro de la Ciudad de México.
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