La revaloración del ornamento como medio para exaltar las cualidades de un edificio. Fachadas arropadas con espectaculares brocados
A principios del siglo XX surgió la idea de desterrar la ornamentación de la arquitectura .
En sus artículos, como "
Ornamentos y crimen", publicados en 1908, el arquitecto austriaco
Adolf Loos fue el primero en introducir esta forma de radicalismo en oposición a los estilos ecléctico y art nouveau.
A partir de ese momento, la influencia de Loos se extendió a la
Bauhaus y a figuras como
Le Corbusier.
Durante muchos años, prácticamente hasta después de la mitad del siglo XX, algunos arquitectos empezaron a poder en entredicho los preceptos racionales del
Movimiento Moderno y, al oponerse, nació el Posmodernismo, movimiento que apela a la tradición de la arquitectura y al libre uso de los estilos pasados porque, en cierto sentido, el pasado solo es una etiqueta, y todo el tiempo estamos rodeados de vestigios.
Por ello, aunque se mantiene tendencias puristas como el minimalismo, la puerta se ha abierto para experimentar con las fachadas y dotarlas de cierto sentido de ornamentación.
Además, la tecnología enfocado en el diseño, como los complejos software empleados para crear formas difíciles y enredadas, es un factor importante que impulsa la ornametación.
A pesar de la heterogeneidad de las formas y discursos que propone la arquitectura contemporánea es evidente una tendencia: la revaloración del ornamento como medio para exaltar las cualidades espaciales y volumétricas de un edificio.
Esta tendencia que se ha manifestado principalmente en las fachadas de los edificios.
En las dos últimas décadas ha sido evidente que la creación arquitectónica, más allá de responder a un determinado canon formal o a un categórico protocolo funcional, se desarrolla según el bagaje cultural y la sensibilidad de cada autor.
El hecho de que no haya un dogma que establezca los parámetros estéticos y funcionales para la creación arquitectónica ha permitido que la selección y disposición de los diversos elementos que el arquitecto pone en juego para el diseño de un edificio se lleve a cabo con absoluta libertad, lo que ha impulsado la exploración de nuevos lenguajes y, por ende, mayor diversidad formal.
Las fachadas en la actualidad, además de demarcar el paso de lo público a lo privado en el contexto urbano, exploran nuevas representaciones entre el exterior y el interior de un edificio y el efecto perceptivo puede tener en el ámbito urbano.
Un ejemplo son las fachadas que a manera de caparazón revisten íntegramente un edificio, sin delimitar la cubierta de los muros.
Los edificios que presentan esta solución, son ataviados con cubiertas generalmente diáfanas, construidas con paneles calados o mallas de metal, madera, plásticos, cristal o cualquier otro tipo de material traslúcido.
Éstos permiten entrever la estructura o el volumen que da cuerpo al edificio; que permita la entrada de la luz natural durante el día y durante la noche, convierta al edificio en un fanal, que matice el resplandor de la luz que irradia del interior para iluminar el paisaje que lo rodea.
Para el tratamiento de este tipo de fachadas no hay quimeras ni prejuicios, por lo cual sus componentes, pueden ser decorados ya sea con motivos naturalistas o con figuras abstractas.
La forma de representación dependerá solamente de los parámetros que establezca el autor de la obra. Las fachadas exponen un extenso repertorio de imágenes que aunque parten de la representación naturalista o de la fotografía, se liberan del aspecto imitativo al hilvanarse unas con otras para crear collages o dibujos que se adaptan o entremezclan con los diversos elementos arquitectónicos.
El Instituto Holandés de Imagen y Sonido diseñado por los arquitectos Willem Jan Neutelings y Michiel Riedijk, es un interesante ejemplo.
Este edificio, que alberga el archivo histórico que contiene todo el material audio-visual producido por la radio y la televisión holandesa, fue concebido como un cubo, recubierto con una serie de paneles decorados por el artista Jaap Drupsteen quien, haciendo uso de la tecnología de la computadora, barrió algunas de las imágenes más famosas de la televisión, como el ministro de justicia montando su bicicleta, o Johan Cruyff anotando un gol, imágenes que posteriormente transfirió a los cristales.
Es importante mencionar, que además de decorar la fachada, los retratos impresos sobre los paneles son una crítica al bombardeo de imágenes que diariamente surgen de los medios masivos de comunicación.
Otro ejemplo es la fachada que envuelve el Centro de Capacitación en línea (Online) del Departamento de Investigación Multimedia de la Universidad Victoria de Australia, edificio diseñado por la firma de arquitectura Lyons.
En este caso, la piel del edificio responde a las cualidades del entorno y al programa constructivo. Su imagen propone una enorme paisaje o topografía artificial-digital resuelto a partir de la repetición de una misma imagen impresa sobre paneles de cristal.
Trabajar con motivos que representan a la naturaleza, permite que un edificio se relacione mejor con el paisaje, a pesar de que sus materiales sean de fabricación industrial.
(Casa Cedeira por MYCC)
Este es el caso de los proyectos Vivienda Modular, ubicada en Cedeira, diseñada por MYCC Oficina de Arquitectura y el “Kiosco Saint-Nazaire” del despacho Topos Architecture.
(Kiosco Saint-Nazaire por Topos Architecture)
En ambos casos, las fachadas fueron construidas a partir de sistemas modulares de paneles metálicos, perforados a partir de patrones que simulan elementos orgánicos. que en el caso de la Vivienda Cedeira son de acero y en el caso del kiosco son de Aluminio.
La fachada de la Casa Cedeira, fue construida con paneles de acero, cuya superficie fue decorada con una serie de troncos que simulan un fragmento de bosque. Las perforaciones funcionan durante el día como un filtro de luz natural que deja pasar la luz entre los orificios de afuera hacia adentro y durante la noche funciona como una enorme linterna que ilumina de manera artificial el exterior.
El “Kiosco Saint-Nazaire”, ubicado en la costa francesa, es un pequeño expendio de comida rápida. El interior fue construido con paneles de madera y en el exterior con paneles de aluminio, perforados con una serie de patrones en forma de conchas de mar, que en conjunto remiten al follaje de los árboles.
El contraste entre la madera del interior y el aluminio del exterior genera un juego de planos por la diferencia de colores de los materiales genera profundidad y permite apreciar las figuras caladas en los paneles de aluminio.
Además de dar servicio de comida este funciona también como un faro que por la noche ilumina el paisaje marítimo.
En los casos, en los que el diseño de la fachada no hace referencia directa a estructuras naturales, los arquitectos juegan con los materiales, que ordenan simultáneamente o ensamblan a partir de cuatro de los principales componentes plásticos: las líneas, formas, colores y texturas.
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