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Una solución para la explosión demográfica. Edificio Vilamarina / Batlle i Roig Arquitectes

El estudio Batlle i Roig Arquitectes rediseñó el sector Vilamarina en la ciudad de Viladecans junto a Barcelona. Dividido por varios cauces de agua, el espacio se ha sobrepoblado pero para hacer frente a la explosión demográfica, la ciudad puso en marcha un proyecto urbanístico.
La ciudad de Viladecans está situada en la comarca del Baix Llobregat, en la Provincia de Barcelona. Asentada originalmente sobre la Carretera de Barcelona, la actual C-245, que transcurre paralela a la línea de mar uniendo las poblaciones de la margen izquierda del Llobregat con las del límite del delta, tuvo hasta los años cincuenta un desarrollo urbano lineal, con una clara tendencia a conectar su casco urbano con el de las otras poblaciones vecinas a lo largo de la C-245.



La explosión demográfica de los años sesenta y posteriores, así como la implantación de grandes industrias, modificó esta tendencia, potenciándose un crecimiento en mancha de aceite. Sin embargo las condiciones geográficas y estructurales del entorno lastraron esta expansión, hacia la montaña por la propia orografía, hacia el mar por los trazados de las grandes infraestructuras (autopista y ferrocarril) y hacia el este por la presencia de la Riera de San Climent.



Viladecans, como la mayoría de ciudades de la margen izquierda y de la cornisa del delta del Llobregat (Sant Vicenç, Santa Coloma de Cervello, Sant Boi, Gavá, Castelldefels etc.) no sólo ha visto dificultada su expansión por culpa de las rieras, sino que históricamente les ha dado la espalda hasta que éstas acabaron convirtiéndose en cloacas al aire libre donde se vertían las aguas residuales y se acumulaban los desechos procedentes de derribo. Sin embargo, en el caso de Viladecans, los crecimientos demográficos de los últimos noventa y primeros dos mil, hicieron reconsiderar al municipio la necesidad crecer más allá de la riera y por tanto de replantearse su papel en el conjunto de la ciudad.



Así, la expansión de Viladecans se planteó teniendo a la Riera como eje de su crecimiento hacia el este y como hilo conductor de su expansión hacia el sur. Nuestra propuesta urbanística intentó establecer un sistema de parques en el interior de la ciudad aprovechando los vacíos que la propia ciudad había generado en el proceso de ocupación del territorio. Estos vacíos, hilvanados por la riera se convirtieron en los nuevos espacios libres de la ciudad y permitieron una continuidad peatonal, antes inimaginable.



El proyecto general se basó en interpretar la riera como corredor natural de conexión entre el parque agrícola y la montaña a través de la ciudad, convirtiéndola en parque urbano, incorporando cuando fuera posible los tramos descubiertos, recuperando su vegetación autóctona y convirtiendo las partes cubiertas en paseos arbolados.



El parque se planteó, partiendo de su carácter de corredor ecológico, como una sucesión de arboledas longitudinales de diferentes especies de ribera que acompañaban los diversos senderos para peatones y ciclistas. Se trabajó específicamente en las correcciones hidráulicas que mejoraran la estacionalidad de la riera y eliminasen el riesgo de crecidas inoportunas y se vegetó el cauce con especies autóctonas.



El conjunto conformaba un nuevo eje urbano norte-sur y asimismo conectaba la parte consolidada de la ciudad con los nuevos crecimientos hacia el este, mediante el trazado de nuevas vías de comunicación que respetaban la continuidad del parque. En el último tramo urbano de la Riera de Sant Climent, justo entre la antigua carretera C-245 y la autopista, frontera urbana antes del parque agrícola, la ciudad tuvo la oportunidad de desarrollar toda una extensa franja de territorio paralelo a la autopista. La ordenación unificó la dotación de verde público del sector alrededor de la riera y determinó dos ámbitos de desarrollo, al oeste una zona de vivienda, comercial y terciario y al este un sector de nuevo desarrollo industrial y tecnológico.



El Parque de la Marina, surge como culminación del corredor verde de la Riera de Sant Climent. La riera sigue descubierta a su paso por el parque, generando unos embalsamientos laterales que, en caso de avenidas o desbordamientos del cauce, actúan como balsas de acumulación y laminación temporal del agua de lluvia. El sistema de arboledas y caminos que llegan del norte se abre y recorre el parque de manera libre, organizando recorridos diversificados.



Estos caminos se clasifican en dos tipos, aquellos que se sitúan a nivel del terreno y aquellos que, mediante modificaciones de la topografía o construcción de pasarelas, discurren por cotas más elevadas y permiten cruzar la riera o las calles colindantes. Estas modificaciones de la topografía, mediante dunas permiten generar ámbitos diferenciados donde se situan los diferentes usos del parque: el anfiteatro natural, el ferial, la zona de juegos infantiles, el oloretum, los pinares y las áreas de picnic.



El parque, asimismo, busca generar un sistema hidráulico sostenible, tanto por el sistema de recogida e infiltración de agua pluvial, como por el concepto y sistema de riego. La recogida de aguas pluviales se realiza mediante un sistema de canales vegetales de gran sección, que aún trazándose con pendientes muy suaves, permiten conducir el agua hasta las zonas de inundación previstas, evitando enviarla al sistema general de alcantarillado.



Esto está encaminado a potenciar al máximo la infiltración del agua de lluvia hacia el subsuelo y el aprovechamiento de esta como riego natural. Por otro lado, el sistema de riego general del parque fue planteado bajo criterios de mínimo gasto hídrico y máximo rendimiento.



Todo el parque, incluidas las praderas, se riegan por goteo, posibilitando así su uso continuo, favoreciendo la absorción de agua por la tierra, reduciendo el consumo y posibilitando el uso de aguas residuales y del freático. Por último trabajamos en el proyecto y construcción de la zona de vivienda, comercial y terciario situada al oeste del Parque de la Marina. Este sector, denominado Vilamarina, se sitúa entre las calles Germans Gabrielistas, limítrofe con el Parque y Carretera de la Vila que comunican el casco urbano de Viladecans con la nueva estación de ferrocarril situada junto a la autopista.



Frente a criterios de desarrollo en baja densidad, zonificación diferenciada y diversidad de imagen, habituales en actuaciones de este tipo, nuestra propuesta buscó construir una pieza urbana de densidad alta, concentración de usos y sobretodo unidad estructural y formal que convirtiese la actuación en un elemento referencial. Con ello pretendíamos fortalecer la unión entre el núcleo de Viladecans y la estación de ferrocarril, mediante la continuidad comercial de las calles que relacionan ambos extremos, la permanencia de un tejido habitacional y la fortaleza de una imagen arquitectónica reconocible.



El edificio se diseño a partir de un gran zócalo prismático de tres plantas que ocupaba la totalidad del solar. La planta baja, fundamentalmente comercial, se organizó situando el pequeño comercio y las entradas a las viviendas apoyadas en Germans Gabrielistas, que se planteó como un gran paseo peatonal capaz de relacionar el conjunto con el parque y la ciudad con la estación. El centro comercial, en cambio, se situó adyacente a Carretera de la Vila. El “mall” o eje central se trazó paralelo a la calle y con sus principales entradas en los extremos, abocadas a la estación y al núcleo urbano, de manera que pudiese llegar a funcionar como una calle interior de comunicación entre Viladecans y la estación.



Las 320 viviendas del complejo, se distribuyeron en 10 torres de doce plantas, unidas entre ellas en planta primera y segunda por una franja de viviendas en dúplex, situadas sobre el pequeño comercio de Germans Gabrielistas, con objeto de vitalizar el paseo y dinamizar el frente del parque. Las viviendas de las torres, tres por rellano, se orientaron a este y oeste, priorizando las vistas hacia el parque por encima de la orientación sur y las vistas al parque agrícola del delta. La voluntad de unificar el conjunto nos llevó a la utilización de dos únicos material de fachada tanto para el zócalo comercial como para las torres.



Escogimos un ladrillo blanco esmaltado de gran luminosidad para los paramentos ciegos y un porcelánico oscuro para las fachadas con huecos, la oeste con ventanas horizontales y la este con terrazas acristaladas dando al parque. El conjunto funciona como un pequeño barrio, con todos los equipamientos y servicios necesarios y al mismo tiempo se vincula y enlaza con el núcleo histórico de Viladecans dando continuidad al crecimiento de la ciudad hacia los nuevos sistemas de transporte.






























Proyecto: Edificio Vilamarina
Arquitectos: Batlle i Roig | Enric Batlle, Joan Roig, Ricardo Sanahuja, Juan Manuel Sanahuja
Ubicación: Barcelona, España
Colaboradores: Cristina Maragall, Laura Quintana, Antonia Fernández, Antonio Cortines, Oriol Vañó, Antonio Calvo, Patricia Pino, Oriol Marín, Jordi Gatell, Gerardo Rodríguez
Área: 197000.0 m2
Año Proyecto: 2009
Fotografías: José Hevia
Batlle i Roig Arquitectes

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