¿Por qué necesitamos de la buena arquitectura?
La arquitectura puede considerarse como una disciplina total: está en todas partes, nos perjudica o nos beneficia, nos rodea, moldea nuestro comportamiento… no podemos evitarla.
La arquitectura es el escenario y el
contexto de nuestras vidas.
Una de las características de la arquitectura es que refleja la edad y el contexto cultural que la produjo.
Como pocas actividades humanas entre la técnica y el arte, la ciencia y la inspiración, la arquitectura requiere tiempo, dinero y mucha colaboración, no solo de arquitectos e ingenieros, sino de políticos, inversionistas, planificadores, etc.
Esta conjunción de fuerzas y espíritus se transmiten un conjunto de valores más profundos y ricos: los que definen exactamente cómo las culturas se ven a sí mismas y al mundo, así como la manera en que las personas se ven y experimentan entre sí.
Las comunidades se forman dentro y a instancias de la arquitectura, y toman las características de sus edificios.
Si quieres saber todo sobre un país o una cultura debes asomarte a su arquitectura, porque es la huella más fiel del pensamiento e idiosincrasia de esa sociedad.
Si revisamos el antiguo Egipto a través de las pirámides y la Esfinge sabremos los valores que inspiraban a esa sociedad, su religión y hasta la organización social que permitió la edificación de semejantes estructuras.
Cuando salgas a la calle fíjate en aquellos edificios en los que se concentra la gente, ya sea por turismo o trabajo, y descubrirás cómo leer a una sociedad y sus valores.
La arquitectura es una profesión pero también una visión del mundo, una lente que nos permite interpretar el entorno.
Como dijimos antes, si la arquitectura es el escenario y el contexto de nuestras vidas, precisamente nos prepara para comportarnos socialmente, pues no es lo mismo entrar a una biblioteca que a una iglesia; en ambos lugares el silencio es necesario pero se trata de silencios distintos, con un enfoque diferente.
¿A quién se alienta a entrar en un espacio o comunidad, y a quién se disuade? ¿Cómo se hace sentir la gente en un contexto dado? ¿Por qué una iglesia se siente diferente de una biblioteca?
Para apreciar la arquitectura de nuestras ciudades, puedes llevar a cabo los siguientes experimentos:
1. Observa la silueta que describen los edificios más importantes e icónicos. Verás que se dicha silueta se puede dibujar de manera muy sencilla. Esta característica los hace reconocibles.
2. Son volúmenes simples (casi siempre). La buena arquitectura no es complicada: basta mirarla desde fuera para saber cómo funciona.
3. Simetría (casi siempre). La buena arquitectura es estable, está bien fija en el suelo gracias a la simetría. Los edificios clásicos casi siempre serán simétricos y proporcionados.
4. Materiales expuestos. La buena arquitectura muestra de qué está hecha, sin ocultamientos. Si el material se puede sentir y apreciar, estás muy cerca de una buena obra de arquitectura.
5. Rompe con su contexto. La buena arquitectura es llamativa, se toma riesgos. No es sólo un afán de destacarse, sino de marcar su propio sitio, su espacio por derecho propio.
Con estos 5 elementos puedes empezar a reconocer y jugar los edificios que te rodean, y comprender por qué algunos se han convertido en patrimonio cultural.
Aunque suene increíble, hace más de 2,000 años,
Vitruvio, el famoso arquitecto romano nos legó 3 principios para reconocer la buena arquitectura.
+Durabilidad (Firmatis): el edificio debe mantenerse firme y en buenas condiciones.
+Utilidad (Utilitas): el edificio deberá ser útil y funcionar adecuadamente para las personas que lo usan.
+Belleza (Venustatis): el edificio debería aguardar a las personas.
Somete cualquier edificio a la tríada de Vitruvio y descubrirás se se trata de arquitecura o no.
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