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Los 8.1 grados que transformaron para siempre la Ciudad de México

Hace 34 años, un terremoto detuvo el reloj a las 7:19 de la mañana, marcando la tragedia más grande y devastadora sufrida en la capital de México.
Los 8.1 grados que transformaron para siempre la Ciudad de México El terremoto de 1985 está considerado como el peor desastre natural en la historia de la Ciudad de México.

Eran las 7:19 de la mañana cuando la tierra empezó a sacudirse hasta alcanzar los 8.1 grados.

El epicentro se localizó aproximadamente a 9 kilómetros de la costa, cerca de Lázaro Cárdenas, en el estado de Michoacán.



Aunque hubo daños severos cerca del epicentro, la verdadera tragedia ocurrió en la Ciudad de México.

México es una de las regiones sísmicas más activas de la tierra.

El país está situado encima de las grandes placas tectónicas que constituyen la superficie terrestre y el movimiento de estas placas provoca terremotos y actividad volcánica. Rodeada por la placa del Pacífico y la placa de Cocos, éstas chocan contra la placa de América del Norte.



La mayor parte de la masa continental mexicana descansa en la placa de América del Norte que se mueve hacia el oeste. Sin embargo, el suelo del Océano Pacífico frente al sur de México se transporta hacia el noreste por el movimiento subyacente de la placa de Cocos.

Esta situación que se acentúa por estar erigida sobre el lecho de un lago, un tipo de suelo inestable.



El terremoto duró alrededor de tres minutos, suficientes para devastar amplios sectores del centro de la ciudad, la colonia Roma, la colonia Condesa y la colonia Juárez. Los daños fueron valuados en entre 3 mil millones y 4 mil millones de dólares.

La cifra de víctimas sigue siendo motivo de debate: el gobierno declaró que habían muerto 3,000 personas, pero se cree que el número ronda los 35,000 muertos.

412 edificios se derrumbaron por completo y otros 3,124 sufrieron daños graves, incluidos 13 hospitales. La mayoría de las estructuras destruidas tenían entre 8 y 18 pisos de altura.

Tras el temblor, cinco millones de residentes quedaron sin electricidad ni agua potable, y de golpe se cortó el servicio de 14,500 líneas telefónicas.


(Departamentos en Pino Suárez)

La imagen de toda la ciudad se transformó para siempre, con la desaparición de edificios emblemáticos como el Hotel Regis, el Hotel del Prado, obra de Carlos Obregón Santacilia, los edificios más altos del Multifamiliar Juárez, diseñados por Mario Pani, el edificio Nuevo León en Tlatelolco, la Torre de Banobras (también obra de Pani), el Conjunto Pino Suárez, el Centro Médico, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, de Carlos Lazo, con murales de Juan O’Gorman; así como el edificio de Televisa (incluyendo una de las antenas de transmisión).


(Hospital Juarez)

Por el número de víctimas, el desaparecido Parque del Seguro Social, un estadio de beisbol, fue adaptado como morgue. En las fotografías de la época se aprecia la gran cantidad de cajas de madera, así como las filas de personas que buscaban a sus familiares.

Después del terremoto, México formó alianzas con Japón y Estados Unidos mediante programas de intercambio que llevaron a estudiantes mexicanos a Japón para estudiar ingeniería sísmica y disciplinas relacionadas.


(Plaza Solidaridad en el terreno en donde se ubicaba el Hotel Regis)

Para dar una idea del nivel de desconocimiento sobre los temblores y sus efectos en la Ciudad de México, el ingeniero y profesor Eduardo Miranda, ingeniero Civil por la UNAM, y experto en Ingeniería sísmica, afirma que el terremoto de 1985 “fue 4 veces mayor que los criterios de diseño aplicados por los ingenieros, según los reglamentos de construcción”.

Según estudios realizada por ingenieros de la UNAM, al observar en un mapa de la ciudad los puntos donde más edificios colapsaron, los daños se limitaron a aquellas zonas donde se encontraba el antiguo lecho del lago.

El estudio mostró que, en porcentaje, la mayor parte del daño se produjo en edificios de 6 a 15 pisos.


(Edificio de Departamentos Nuevo León)

Debido a la gravedad del daño estructural, se ha especulado que fue el resultado de materiales de baja calidad, mano de obra deficiente y falta cumplimiento de los códigos constructivos de la época.

Sin embargo, los estudios posteriores revelaron que fueron 2 los factores principales detrás de la gravedad del sismo: la resonancia en los sedimentos del lago, y la larga duración del movimiento.

A raíz del terremoto se llevó a cabo un rediseño total del Reglamento de construcciones, para garantizar mejores estructuras y, sobre todo, la seguridad de miles de personas.

Lo que fue una ciudad heredada del Milagro mexicano, entre los años 40 y 50, cuando se fundó una identidad cosmopolita y moderna, fue borrada para siempre.

Siguió la reconstrucción y el retorno a la calma y a la cotidianidad, pero siempre quedó y quedará en la mente el 19 de septiembre de 1985.

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