¿cannabis para un edificio ecológico?
Desde hace varios años, con el auge de la arquitectura sustentable, profesionales de la ciencia, ingeniería y arquitectura, han realizado múltiples investigaciones orientadas hacia la creación de nuevos procesos y materiales para la construcción que sean menos agresivos con el medio ambiente.
Para ello son tomados en cuenta aspectos como: el aprovechamiento de las condiciones naturales, sin menoscabo de su sostenibilidad; la aplicación del conocimiento científico y los avances tecnológicos en términos de ahorro energético; el reciclaje y la disminución de residuos; la optimización del rendimiento de los sistemas constructivos tradicionales; además del aspecto estético y funcional tanto exterior como interior.
El sentido es lograr hábitats que respondan a las necesidades humanas en condiciones saludables, sostenibles e integradoras, mediante soluciones que relacionen de un modo más armónico las aplicaciones tecnológicas, los aspectos funcionales y estéticos con el entorno natural o urbano de la vivienda.
Las investigaciones realizadas por los profesionales de la
bioconstrucción, han demostrado que los materiales naturales y renovables, responden a las necesidades humanas en condiciones más saludables, sostenibles e integradoras. Uno de estos materiales es el
cáñamo de las indias o
cannabis -conocido coloquialmente como marihuana- utilizado desde la antigüedad para la fabricación de: medicamentos, fibras textiles, aceites comestibles, combustibles, plásticos y papel; entre muchos otros productos.
A pesar de las múltiples utilidades de la planta, a comienzos del siglo pasado, en los Estados Unidos, la planta de cannabis fue prohibida so pretexto de sus propiedades psicoactivas, sin embargo, esta prohibición derivó más de otro tipo de sucesos.
El primero, fue un incidente acontecido en 1910, entre los hombres de Francisco Villa y el norteamericano William Randolph Hearst, magnate de la prensa y encargado del departamento de fabricación de papel de la empresa Kimberly Clark, a quien los subversivos, le arrebataran más de 800.000 acres de terrenos en México. Acto seguido, en sus periódicos se publicaron artículos en donde aseguraban que los negros (quienes comúnmente consumían marihuana en los clubes de jazz) y mexicanos se convertían en bestias desesperadas bajo los efectos de la planta.
La campaña por parte de los periódicos de Randolph Hearst -quien veía afectados sus intereses como productor de papel, pues con el cáñamo se produce 4 veces más pulpa para papel que con la madera, además de la imposición de la industria petrolera, quien también veía afectados sus intereses con la fabricación de la fibra de celulosa y combustible derivados del cannabis- consiguió que en 1937 se aprobara la ley que hasta hoy prohíbe el cultivo y el uso de la planta en todos los Estados Unidos.
No obstante la prohibición, personajes como el magnate de la industria automotriz, Henry Ford, utilizó el cáñamo para la fabricación de un prototipo denominado como Model-T, hecho con fibra de celulosa biodegradable derivada de la marihuana, henequén y paja, materiales que, según el propio Ford, le permitirían construir un auto muy ligero, 10 veces más resistente al impacto que los autos fabricados con paneles de acero y que además funcionaría con un combustible derivado del propio cáñamo(1).
A pesar de que el auto de Ford no se comercializó, el uso de la fibra del cannabis, actualmente, ha sido reconsiderada por la industria automotriz para la construcción de paneles de puertas y rieles portaequipaje, reemplazando materiales más pesados e inseguros como la fibra de vidrio.
En la industria de la construcción se ha descubierto que además de resistente, el cáñamo es un material ecológico, ya que crece rápidamente – en un terreno del tamaño de un campo se puede cultivar en 3 meses el cáñamo suficiente para construir una casa de 3 dormitorios-, y es fácil de industrializar, además de que los materiales derivados del cannabis, pueden transformar las partículas de bióxido de carbono en oxígeno.
Por tal razón, el
BRE Centre for Innovative Construction Materials de la
Universidad de Bath, en Gran Bretaña, ha desarrollado un proyecto de vivienda ecológica con materiales derivados de la controversial planta.
El proyecto es patrocinado por el Departamento del medio ambiente, alimentación y asuntos rurales (Defra) del Reino Unido; la Universidad de Bath; Ltd BRE; Feilden Clegg Bradley Studios, Hanson Reino Unido, Hemp Technology, Lhoist Group, Lime Technology, el NNFCC y Wates Espacio Vital.
El “laboratorio” de investigación es la denominada “
HemPod”, una casa de un piso, ubicada dentro del campus Claverton, que cuenta con paredes altamente aislantes, fabricadas con los juncos de la planta y un adhesivo especial hecho a base de cal.
La mezcla de ambos materiales hace que paredes de la casa sean “transpirables”, cualidad que permite que la humedad interior se mantenga constante y la calidad del aire dentro de la casa sea siempre buena. Esto se debe, primero, a que las fibras de los juncos del cáñamo en sí mismas, son porosas, por lo cual permiten que el aire se filtre y recircule entre ellas; segundo, porque con el recubrimiento de cal, se genera una “masa térmica virtual” que guarda el calor y permite que la temperatura de la casa se mantenga constante. Así también, el adhesivo hecho a base de cal, a la vez que mantiene unidas las fibras, las protege, lo que hace que los paneles del edificio sean altamente resistentes al fuego.
Aunque en el Reino Unido ya hay algunas edificaciones hechas a base de cáñamo y cal, la “HemPod” es el primer modelo construido ex-profeso para realizar pruebas científicas que permitan confirmar las ventajas ecológicas de los materiales derivados del cannabis. Para la obtención de datos, se colocaron dentro de la casa una serie de sensores que durante 18 meses estarán midiendo la temperatura, la humedad y la velocidad con que el calor y el calor del agua viajan a través de los muros.
Valentina Olmedo
1. Estos datos fueron publicados en la revista Popular Mechanics (Mecánica Popular) en el año 1941.
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