Una nueva mirada funcionalista: cálida, elegante y lúdica. Bodegas Château Cheval Blanc de Christian de Portzamparc
“Las bodegas de Château Cheval Blanc, diseñadas por el arquitecto Christian de Portzamparc plantean una nueva forma de arquitectura funcionalista, que cumple con las necesidades para la que fue hecha, que evita las formas de elementos superfluos, pero que de ninguna manera deja a un lado la estética, con soluciones cálidas, elegantes y lúdicas de una gran poética.”
Sin duda, los arquitectos franceses han tenido mayor incidencia en el pensamiento arquitectónico, muy particularmente en los dos últimos siglos.
La Escuela de Bellas Artes de París, ha sido una de las instituciones con mayor liderazgo a nivel internacional, uno de sus más grandes representantes es el arquitecto
Christian de Portzamparc (Premio
Pritzker 1994), quien ha desarrollado importantes proyectos a nivel internacional. Uno de sus más recientes proyectos es el denominado “
Château Cheval Blanc”, ubicado en Saint-Émilion, Francia.
Como muchos de sus proyectos, este ostenta una arquitectura sencilla y elegante que hace uso de formas ligeras y materiales simples. La estructura de este edificio, diseñado para una empresa vinícola, remite a una mariposa volando, que pasea muy por encima de la viña. El edificio es de concreto blanco y sus formas ondulantes contienen en su interior una bodega de vinos, cuyas paredes garantizan siempre una ventilación adecuada y mucha luz natural.
Este proyecto fue un desafío para Christian de Portzamparc, arquitecto ganador del premio Premio Pritzker en 1994, quien considera que la verdad del espacio no puede disociarse de la huella del tiempo. La relación armoniosa entre el interior y el exterior –que fue la mayor fuente de inspiración de este proyecto- así los demuestran en el Château Cheval Blanc.
Ubicada el corazón de la viña, debajo de la colina, esta bodega de vinos a primera vista parece un promontorio del castillo cercano que poco a poco sale de la tierra y se eleva hacia el cielo con una cubierta parabólica de concreto armado. Desde uno de los extremos del terreno la cubierta parece flotar en el aire, sobre extensos viñedos y la historia milenaria del lugar. Parece un gran jardín colgante que se posa por encima de las viñas.
La geometría de las superficies curvas y el sobrio concreto aparente de color blanco contrastan con el verde de los campos de uva y resplandece con la intensa luz natural del lugar.
El rechazo de la caja “neutra”, aunque inherente a la materia, es una innovación notable en la arquitectura de Portzamparc, cuya arquitectura es regularmente de trazos rectos. La “bodega debajo de la colina” es un lugar de concentración, casi de meditación, y sin embargo abierto a lo que lo rodea, es un lugar de transmutación y de interacción humana.
Las sutiles y gráciles formas de este edificio derivan del deseo -evidente en toda la estructura- que está en perfecta armonía entre el lugar y su función, y eso se nota, pues en el edificio no hay nada que sea superfluo, todas sus partes contribuyen a la perfección de las acciones que se realizan en el interior.
Si bien el edificio expone lúdicas formas, ninguno de sus detalles derivó del capricho, su arquitectura es eminentemente funcional.
El edificio cuenta con 52 depósitos de concreto armado para contener el vino. Las paredes fueron construidas a manera de mashrabiyas (celosías) para facilitar la ventilación natural. El interior se ilumina principalmente con luz natural para evitar el uso excesivo de energía eléctrica.
Como resultado de ello, la bodega es uno de los pocos edificios en el negocio del vino que cuenta con una certificación de Alta Calidad Medioambiental (HQE), solución que cumple con los criterios más exigentes en relación no sólo al medio ambiente sino también con: el tipo de materiales usados, el agua, la energía y gestión de residuos, higrometría controlada, acústica, confort visual y olfativo y el bienestar de las personas que trabajan allí.
La arquitectura para las bodegas de Château Cheval Blanc de Christian de Portzamparc plantean una nueva forma de arquitectura funcionalista, que cumple con las necesidades para la que fue hecha, que evita las formas de elementos superfluos, pero que de ninguna manera deja a un lado la estética, con soluciones cálidas, elegantes y lúdicas de una gran poética.
Semblanza biográfica Christian de Portzamparc. Arquitecto de padres franceses nacido en Casablanca, en Marruecos en 1944. Comenzó a estudiar arquitectura en 1962, en la Escuela Nacional de Bellas Artes de París. Durante su carrera universitaria, en 1966, se despertaron dudas en su interior respecto a la arquitectura, la cual le pareció una disciplina muy rígida y rutinaria. En algún momento de su carrera cuestionó las ideas impulsadas por
Le Corbusier.
En 1969 Portzamparc obtuvo su graduación, pero todavía no comenzó a trabajar de arquitecto. Se dedicó a colaborar con un grupo de sociólogos que analizaba las características de los edificios residenciales, los motivos por los que sus inquilinos los elegían para vivir, las relaciones entre éstos y sus vecinos, y otros aspectos parecidos. La conclusión principal que sacó de esta labor fue que la arquitectura debía asumir una responsabilidad social.
Portzamparc abrió su despacho en 1970 y recibió su primer encargo al año siguiente, una torre para el suministro de agua en Marne-laVellée. La torre está inspirada en la torre de Babel y es una construcción monumental en un cruce de calles donde cumple con una función de centro visual en todas las direcciones. Seguidamente diseñó un conjunto de apartamentos en París. A partir de allí su trabajo fue creciendo en intensidad y en amplitud.
Portzamparc fue galardonado en 1994 con el premio Pritzker.
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