De ruinas a galería de arte / Museo de Arte Kolumba
El Museo Kolumba es un buen ejemplo de como se pueden crear espacios a partir de ruinas. Una edificación que quedó en ruinas después de los bombardeos de la segunda guerra mundial ahora es un icono de Colonia en Alemania.
La colección de Kolumba alberga antiguas e importantes piezas de arte pertenecientes a la arquidiócesis católica de
Colonia. El
museo se levanta sobre diversas ruinas de construcciones religiosas, entre las cuales se encuentran “La Iglesia Santa Kolumba”, una antigua catedral gótica, y la “Madonna en las ruinas”, una capilla de los años 1950.
La obra de Zumthor consistió principalmente en la recuperación de estas ruinas, diseñando así, un edificio que se levantara sobre este yacimiento, proponiendo un volumen macizo que sutilmente dialogara con la estructura preexistente.
La arquitectura del Kolumba combina estilos y materiales notablemente diferentes, nos enfrentamos a unas ruinas del gótico tardío que se entrelazan con una construcción de arquitectura contemporánea. Sin embargo, Zumthor reclama el retorno a una arquitectura tradicional y práctica que dialogue con los estilos arquitectónicos de otras épocas, un modo de hacer que bien se escapa de la grandilocuencia e uso de grandes tecnologías y materiales modernos presentes en las obras de Franck Gehry, Norman Foster, Zaha Hadid o Jean Nouvel.
Por otra parte, las colecciones son exhibidas bajo un criterio acorde al de su arquitectura, el cual consiste en enfrentar piezas de diferentes épocas. Es así como en cada exposición del museo, se exploran discursos curatoriales de diferente orden temporal. Por ejemplo, en una misma sala podemos encontrar una obra de arte contemporáneo, frente a un retablo del siglo X.
De este modo, la combinación de colecciones y a su vez de estilos arquitectónicos, brinda a los visitantes, una real experiencia de inmersión en dos milenios de cultura occidental, reunidos en un mismo lugar.
El museo cuenta con dieciséis salas de exhibición y en todo su centro se encuentra un patio destinado a la reflexión. Después de la visita realizada a éste magnifico museo, podría describir el Kolumba como un espacio casi místico, donde se destaca un gran trabajo arquitectónico y de diseño en cada uno de sus detalles.
Sus fachadas en hormigón están labradas con pequeñas perforaciones que dejan entrepasar sutilmente la luz, también el lugar se compone de muros lisos, altos y bajos, espacios vacíos, casi minimalistas, grandes ventanas, olores, juegos de luz y sombra, detalles minuciosos ubicados cada uno con un gran esmero y un alto nivel de perfección. En pocas palabras, el Museo de Arte de Kolumba es para mí, un buen lugar para sentir.
"La noción de que nuestro trabajo es parte integral de lo que logramos nos lleva a los límites nuestras meditaciones sobre el valor de una obra de arte".
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Peter Zumthor
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