Un gesto que marcó un cambio en la carrera de Frank Gehry

Este incidente, que a primera vista podría parecer menor, podría haber marcado el inicio de un cambio significativo en la carrera de Frank Gehry.

Aunque su legado en el mundo arquitectónico es indiscutible, este episodio podría haber sido el punto de partida para una pérdida gradual de relevancia en el ámbito.

Las reacciones en las redes sociales y en los medios de comunicación sugieren que el mundo espera un comportamiento ejemplar de figuras de su estatura. En los años posteriores, se ha notado una disminución en sus apariciones públicas y una etapa más discreta en cuanto a proyectos y declaraciones.

Tal vez Gehry esté optando por un enfoque más reservado, alejándose del centro de atención para concentrarse en su verdadera pasión: la arquitectura. Solo el tiempo dirá si este es el inicio de una etapa más tranquila y reflexiva para el arquitecto o simplemente un breve respiro antes de volver a sorprender al mundo con su genialidad.

Un gesto

El hotel de la Reconquista de Oviedo fue el escenario para el acontecimiento algo incómodo. El arquitecto canadiense, -quien posee ahora nacionalidad estadounidense- Frank Gehry fue protagonista de un episodio que llamó un tanto la atención de todos los presentes.

Una comparecencia se estaba llevando a cabo en el lugar. Los periodistas iban lanzando sus preguntas uno a uno. “¿Cómo responde usted a los que le acusan de practicar la arquitectura-espectáculo?”, la respuesta fue precisa y concisa –además de impactante para algunos- una señal conocida a nivel mundial, y no precisamente por ser un gesto de amabilidad.

El dedo medio de la mano derecha, limpiamente levantado sin compañía de los demás fue lo que todo el auditorio –y el periodista que preguntó- recibió como contestación, además de un silencio atenuante y totalmente incómodo para los presentes en la sala. La seña acompañada de una sonrisa en sus labios fue el modo de introducción con el cual el arquitecto ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Artes dio inicio a la actividad que realizaban.




Luego, la indicación de que la segunda pregunta podría ser realizada fue anunciada por la encargada a la tarea. Lo que vino a continuación fue una intervención directa del también ganador del Premio Pritzker, con unas palabras que mantuvieron el nivel de controversia de el gesto que momentos atrás ya había hecho.

“Déjeme decirles una cosa. En el mundo que vivimos, el 98% de lo que se construye y se diseña hoy es pura mierda”, sentenció el responsable de obras como el auditorio de Walt Disney en la ciudad de Los Ángeles o el museo Guggenheim de Bilbao.

Asimismo, continuó sus palabras diciendo que “No hay sentido del diseño, ni respeto por la humanidad ni por nada. Son malditos edificios y ya está. De vez en cuando, sin embargo, hay una pequeña cantidad de personas que hace algo especial. Son muy pocos. Pero ¡dios santo!, déjenos en paz”.

El arquitecto también pidió que lo dejaran hacer su trabajo, que no espera que lo llamen, ni pide trabajo, ni tiene publicista, pues solo se dedica a lo suyo. “Trabajo con clientes que tienen respeto por el arte de la arquitectura. Por lo tanto, no hagan preguntas estúpidas como ésa”, demandó el señor Gehry.

Lo que vino luego durante la asistencia fue una orden de preguntas y respuestas. Aunque la comparecencia fue breve, existieron los momentos memorables y es que su primera reacción llamó la atención de todos.

Sin embargo, la disculpa por su respuesta se hizo presente. Frank Gehry –con voz baja- musitó para justificarse "por favor tienen que entender que estoy cansado y un poco aturdido por el viaje".

Y a continuación, observando directamente al periodista que causó la reacción del arquitecto, Gehry lanzó su disculpa. “Lo siento. Me ha pillado descolocado y tuve esa reacción. ¿Me disculpa?", fueron las palabras con las que bajó de tono.

Para nadie es un secreto que el trabajo consumado por el polémico arquitecto a lo largo de su carrera es realmente espectacular. Al observar las distintas obras que ha realizado y tomar en cuenta los premios que ha recibido, se hace notoria su influencia en el mundo arquitectónico. Sus proyectos son llamativos y muy atractivos, como por ejemplo la obra ya mencionada del museo Guggenheim en Bilbao, cuyo diseño es totalmente increíble.

Y sí, espectacular, pero para él no se trata de la arquitectura “espectáculo” como tal, y su respuesta ante la pregunta lo deja bastante en claro. Por lo tanto, el que no quiera recibir una peineta como réplica es mejor no tildar la obra de Gehry de ese modo.

Sin embargo, todo indica que quizás la actitud del arquitecto no sea siempre muy amena, pues no es la primera vez que Gehry tiene un choque de opiniones (o gestos, como en esta ocasión) con los representantes de la prensa. En otros momentos y con frecuencia en comparecencias públicas, el arquitecto también se ha visto alterado, sobre todo cuando la pregunta en cuestión es sobre la relación entre la arquitectura espectáculo y su trabajo, o la categorización de este como tal.
Así que claro está, para Gehry es una gran molestia que su trabajo sea llamado un “espectáculo”.

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