La casa como una ciudad en miniatura
Los volúmenes simples son una de las mejores opciones para darle forma a un proyecto. Esta vivienda es un claro ejemplo de ello: limpia, funcional y muy llamativa.
La casa está ubicada en un complejo contexto urbano: el límite entre dos zonas muy diferenciadas, una de baja densidad dominada por casas unifamiliares y otra más densa formada por la ampliación de la calle de Igualada.
El proyecto se articula mediante tres cubos que se colocan de tal manera que generan entre sí una suerte de patios para iluminar las diferentes estancias y espacios.
Cada volumen posee alturas diferentes repitiendo el esquema de la ciudad.
Estos volúmenes tienen un carácter macizo con el fin de conseguir un aspecto muy estereotómico donde las ventanas son perforaciones en dichos volúmenes.
Los cubos albergan en su interior la parte estática-funcional del programa: salón, cocina y dormitorios.
La piedra blanca de Capri fue el material escogido para la construcción de cada volumen. Con un despiece muy estudiado que aparentemente es anárquico pero que sirve para aumentar la sensación de masividad y la vez facilitan el corte de la piedra.
Los tres volúmenes se conectan por una losa de concreto plana, muy liviana y ligera que otorga una imagen más tectónica a la propuesta. Esta losa está destinada a un uso mucho más dinámico, las circulaciones de unos volúmenes a otros.
Los vidrios se instalan sin carpintería empotrándose directamente en los muros de piedra que entran desde el exterior.
Otro elemento que configura esta vivienda son los patios que surgen de la disposición de los volúmenes. Los patios tienen caracteres y tratamientos diferentes en función de la posición y el uso que tienen.
La casa cuenta con siete patios, todos de carácter geométrico pero cada uno con un ambiente sensorial diferente.
El patio norte es el más cerrado y tiene una fachada ciega, mientras que el patio central constituye el epicentro de la casa a través de un espacio vacío con una característica de agua.
El patio de la cocina es una extensión de la cocina al exterior y hay otro vertical que ilumina el hueco de la escalera. El patio del sótano permite el acceso y la luz a la planta baja desde el exterior y el patio sur es la sala de estar en los meses de verano. Finalmente, el patio de acceso genera una entrada íntima y privada para la familia.
El último elemento que configura esta vivienda es el porche; éste permite proyectar el interior al exterior permitiendo a los usuarios colonizar el espacio exterior. El porche adosado al volumen de la sala de estar tiene la misma pretensión que el distribuidor, ser una losa de hormigón ligera y de aspecto muy estereotómico.
Arquitectos:
Jaime Prous,
Damián Ribas Proyecto: Igualada n°1
Ubicación:
Barcelona,
España
Área: 400 m2
Año Proyecto: 2013
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