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Proyectos que no se construyeron en Ciudad Universitaria

Admirado y respetado por todo, Ciudad Universitaria sigue siendo un hito en la arquitectura mexicana. Sin embargo, el proyecto original no se concretó al 100%, como veremos a continuación.
Proyectos que no se construyeron en Ciudad Universitaria Por votación unánime, el campus Ciudad Universitaria (CU) de la UNAM se incluyó en la Lista de la UNESCO de Sitios del Patrimonio Mundial el 28 de junio de 2007.

De acuerdo con el comunicado “el urbanismo y la arquitectura del Campus de la Universidad Central de la UNAM constituyen un ejemplo sobresaliente de la aplicación de los principios del modernismo del siglo XX combinados con rasgos que provienen de la tradición mexicana prehispánica. El conjunto se convirtió en uno de los íconos más significativos del urbanismo y la arquitectura modernos en América Latina, reconocido a nivel universal".

El sitio, inaugurado originalmente en 1952, consta de cincuenta edificios dentro del núcleo central que consisten en 176.5 hectáreas, lo que constituye aproximadamente el 25% de todo el complejo del campus. El sitio está delimitado por el Estadio Olímpico al este, el Complejo Deportivo al sur, la Facultad de Medicina al oeste y las Facultades de Filosofía y Letras, Derecho y Odontología al norte.

Sin embargo, a este conjunto le faltan piezas, algunas muy importantes.

El conjunto, diseñado por los arquitectos Mario Pani y Enrique del Moral, no se construyó totalmente. ¿Por qué? Las razones se desconocen: quizá por motivos económicos, las prisas por inaugurar el campus en noviembre de 1952 e, incluso, por cuestiones de idiosincrasia, como veremos más adelante.

De acuerdo con la investigadora Louise Noelle, Maestra en Historia del Arte e investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, al observar el plano de conjunto, ciertos edificios marcados en el listado oficial no están: el Aula Magna, Casino para estudiantes, un Centro cívico y una serie de edificios, 10 en total, que se destinarían a las habitaciones de “estudiantes hombres”, “estudiantes mujeres” y “estudiantes extranjeros”.

El Aula Magna fue un proyecto de Carlos Obregón Santacilia y Mauricio Gómez Mayorga; su ubicación es reconocible: junto a Rectoría, del lado izquierdo si se mira hacia la Biblioteca Central.



Aunque no hay una explicación lógica sobre la falta de un edificio tan importante para la vida universitaria, lo más probable es que la enemistad entre Obregón Santacilia y Mario Pani sea el motivo por el que este proyecto nunca se construyó.

El Casino para estudiantes, obra de Antonio Pastrana y Raúl Fernández, se localizaría, según el plano oficial, detrás de la Facultad de Arquitectura, predio que hoy ocupa el edificio de Consejos Académicos de Área.

Este edificio, según Louise Noelle, “era un conjunto conformado por tres cuerpos ocupados por un gimnasio, los baños y el casino, y la propuesta era apoyar la zona deportiva con una serie de instalaciones a cubierto, con espacios para vestidores y salas de entrenadores, así como baños para hombres y mujeres claramente diferenciados; asimismo proponía canchas de esgrima o bádminton, cuadriláteros de boxeo, y otros entretenimientos como boliches, mesas de billar o ping-pong y salón de baile.

Cabe agregar que el rasgo distintivo se localizaba en las techumbres, cuyas formas ondulantes basadas en el desarrollo de paraboloides hiperbólicos eran una innovación por ese entonces”.



La cancelación del Casino se debió a que las habitaciones para estudiantes, un planteamiento polémico para la época, también se descartaron, sobre todo porque esta copia del modelo universitario inglés y estadounidense en el que los jóvenes se van a vivir al campus, no empataba con el de la familia mexicana de los años cincuenta.

La falta del Centro Cívico, donde hoy está la estación de bomberos de C.U., nos privó de una iglesia de Ricardo de Robina. Louise Noelle la describe así:

“El diseño del templo es particularmente atractivo, con una cubierta conformada por dos conoides parabólicos, y que bien pudiese ser un antecedente de la Capilla Abierta en Lomas de Cuernavaca, de Félix Candela (1959), en colaboración con Guillermo Rossell y Manuel Larrosa. Es de notar que se proponía un campanario exento, de simple estructura metálica, y que el todo se complementaba con una capilla abierta excavada en la roca”.

¿Por qué no se construyó?

Robaina lo expresa de manera un críptica: “...no entrando, por nuestras leyes la construcción de templos... pero demandado por nuestra idiosincrasia”. La alusión, es probable, se refiere a que en esa época las relaciones iglesia-estado no existían, y los gobiernos de la revolución veían con malos ojos que en un lugar dedicado al estudio y a las ciencias se construyera un templo.

Otra circunstancia aún no aclarada es la presunta participación de Luis Barragán en el rubro de proyectos técnicos, pues su nombre está en el listado oficial (con el título de ingeniero), a cargo de las obras de forestación y jardinería. En su archivo resguardado en Suiza no existe ninguna referencia al respecto.

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