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El aeropuerto de los récords: el más largo y construido en la isla artificial más grande del mundo

Se le considera una hazaña de la ingeniería y arquitectura moderna; un ejemplo de que la naturaleza impone retos que pueden resolverse con ingenio… y muchos recursos.
El aeropuerto de los récords: el más largo y construido en la isla artificial más grande del mundo Está construido en la isla artificial más grande del mundo; en un terreno difícil compuesto por arcillas inestables, a merced de fuertes tifones con marejadas de hasta tres metros de alto, tsunamis y en un zona de alta actividad sísmica.

Sin embargo, la falta de espacio hizo que ingenieros y autoridades japonesas decidieran construir el Aeropuerto Internacional de Kansai en la bahía de Osaka, una de las maravillas de la ingeniería moderna.

A pesar del esfuerzo en su construcción, el proyecto se completó en apenas seis años.

El costo: quince mil millones de dólares, por lo que se convirtió en el proyecto civil más caro de la historia moderna tras veinte años de planificación y tres años de construcción.




La terminal tiene una longitud de 1.7 kilómetros, y cuenta con 42 puertas de embarque. Posee una capacidad para 100,000 pasajeros al día.

Se le considera el aeropuerto más largo del mundo y uno de los más difíciles de construir por las condiciones del terreno, en pleno mar abierto.



El fondo está formado por arcilla aluvial que se extiende en profundidades de hasta 18.5 metros.

El problema principal con la arcilla era que, por su composición, conforme se construyeran los cimientos y las pistas, ésta actuaría como un esponja gigante que se comprimiría hasta hacer inestable la superficie.



Para resolver este problema, los ingenieros utilizaron una nueva técnica para estabilizar los cimientos en el mar.

La plataforma se apoya en más de un millón de columnas de apoyo, enterradas 20 metros en el mar y 20 metros más en una capa fangosa antes de ser empujados 40 metros adicionales hacia la roca firme.



Sin embargo, el terreno sigue asentándose, aunque se tomaron la medidas necesarias para evitar afectaciones por este fenómeno.

Para ello se emplean una serie de sensores para detectar cuándo el lodo se ha asentado en un punto que supera la tolerancia máxima prevista de 10 milímetros.



Cada columna cuenta con un sistema de calibración que emplea gatos hidráulicos para ajustar cada columna cada vez que se desplaza.

La isla se ha asentado 50 centímetros desde 1992 hasta 1996.



Una vez estabilizado el lecho marino, se emplearon 48,000 tetraedros de concreto para formar una base firme, cada uno con un peso de 200 toneladas.

Luego, los huecos se rellenaron con 178 millones de toneladas cúbicas de tierra de las montañas cercanas.



En tres años, una verdadera hazaña, la isla se completó: 4 por 2.5 kilómetros.

La hazaña no quedó ahí: faltaba un gran aeropuerto. Tras un concurso internacional, Renzo Piano, el arquitecto italiano, fue el responsable de proyectar un gran aeropuerto.



El edificio fue construido con una estructura liviana, capaz de resistir vientos y terremotos. Visto desde al aire, el aeropuerto es una larga techumbre que se expande en el área del edificio terminal.

En la página de Renzo Piano, el arquitecto explica que se llevaron a cabo estudios geométricos para desarrollar “un modelo matemático que garantizara la máxima estandarización de los componentes para el edificio”.



“El resultado final es que todos los 82,000 paneles de acero inoxidable del techo de Kansai son absolutamente idénticos”.

La sección transversal del techo tiene la forma de un arco irregular. Esa forma llamativa se diseñó así para dirigir el aire desde la terminal hacia las pistas sin usar ductos cerrados. De esta forma se reduce el impacto ambiental y se ahorró en calefacción y refrigeración.

La forma del techo se desarrolló a partir del estudio exhaustivo de los requisitos estructurales y de ventilación realizados con los ingenieros Peter Rice y Tom Barker.



En el edificio de la terminal principal, la geometría de la sección transversal del techo está formada por una serie de arcos de diferentes radios conectados en puntos tangentes.

Las vigas tridimensionales que abarcan 80 metros siguen la forma asimétrica de la sección transversal del techo, sostenida en sus extremos por pares de columnas inclinadas.

El edificio de la terminal consta de cuatro pisos: los vuelos nacionales se manejan desde los dos primeros pisos intermedios, y los internacionales salen del nivel superior.

En total cuenta con 42 puertas de embarque, de fachadas acristaladas que miran hacia la pista.

Para conectar la tierra firme con el aeropuerto se construyó uno de los puentes de armadura más largos del mundo, de 3,750 metros.




Hacia 2007, se construyó otra isla para aliviar algunas de las crecientes presiones que enfrenta el aumento del tráfico en la pista principal y la terminal.

Con medidas de 4 kilómetros por 60 metros, la nueva isla funciona como pista adicional.

El Aeropuerto Internacional de Kansai es una muestra de que la ingeniería humana puede resolver los problemas técnicos que en pasado hubieran sido impensables.

Se trata, en suma, de un proyecto donde se conjunta una ingeniería impecable y eficiente, junto con un proyecto arquitectónico elegante y funcional.

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