¿En qué se parecen McDonald’s y Apple?

En un momento, la mansarda era la viva imagen de la sofisticación arquitectónica: francesa… curva... rara. Quién diría que esa rareza arquitectónica se transformaría en marca registrada.

Casi 300 años después de que el arquitecto François Mansart asociara su nombre y toda su obra a sus icónicas cubiertas llegó McDonald’s.

En 50 años McDonald’s se extendió a poco más de 118 países, en una carrera sin descanso. Su imagen es tan poderosa y reconocible en todo el mundo que no hace falta ser experto en arquitectura para no relacionar instintivamente la icónica losa de doble pendiente con el gigante de la comida rápida.

La estética del diseño de Mansart podría haber permanecido semi-desconocida, conservando su prestigio en lugar de haber sido esparcida por la faz del planeta en decenas de miles de establecimientos.

El diseño fue adoptado a finales de 1960 después que el presidente de McDonald’s, Ray Kroc, comenzó la búsqueda de una arquitectura tradicional, sana, estadounidense, que reemplazara el diseño modernista-impresionista, de moda a lo largo de la década de 1950, del arquitecto Stanley Clark Meston.




El diseño de Meston estaba impregnado de futurismo; Kroc buscó proyectar en sus restaurantes de comidas rápidas nuevos alimentos disponibles a lo largo de las nuevas autopistas interestatales. Pero Kroc recibió reiteradas quejas. El arco era demasiado grande. El diseño demasiado estridente.

Kroc necesitaba que sus restaurantes llamaran la atención, no que chillaran, para así atraer a clientes con una buena cara por los bajos precios de sus hamburguesas.





Así llegó la introducción, en 1968, de la losa de doble pendiente. Alcanzó el equilibrio justo: acogedor pero con un toque de clásico, sano, sencillo, inmediatamente reconocible y familiar.

Después de cuatro décadas, lo que una vez hizo de McDonald’s una cadena familiar y acogedora la llevó a una baja en el mercado, debido a la sórdida similitud de sus locales, lo que depreció la marca.

Así, en los últimos años, la compañía comenzó una serie de esfuerzos de rediseño. Los resultados han sido comparados con Starbucks y “prison for kids.”




El 19 mayo de 2001, Apple Inc. inauguró su primer par de puntos de venta en los centros comerciales de los suburbios de Los Ángeles y Washington D.C. ¿Cómo eran? Íntegros, sencillos y reconocibles al instante.... y al mismo tiempo refrescantes y futuristas.




Hoy en día, la tienda de Apple es la columna vertebral de las ventas del iPhone en particular, y de su rentabilidad en general. La compañía cuenta con más de 460 establecimientos alrededor del mundo y cerca de 60 mil empleados.

Sin embargo, aunque Apple es una marca de lujo, se le asocia como el equivalente de los restaurantes 'drive-thru', de techos abuhardillados. Sí, como una tienda para las masas, popular, fácilmente reconocible.

Apple tendrá que lidiar con el hecho de que su evidente reconocimiento desaparecerá poco a poco y que sus cajas brillantes y estériles de vidrio que definen su estética en el mercado de venta al por menor se convertirán en una especie de McDonald’s.

Desde el principio, sus diseños han sido señalados como “sosos” por medios como The New York Times.

Su arquitectura ha atraído más críticas en los últimos tiempos, lo que ha impulsado impulsando el rediseño de sus tiendas, como la de San Francisco Union Square.



Parece enteramente posible que lo que alguna vez fue considerado llamativo y original, un estilo tan característico que Apple lo hizo su marca registrada —brillantes siluetas blancas, metal pulido y ángulos afilados— podría parecerle a los clientes como estéril e imponente.

Apple puede aprender dos lecciones de arquitectura gracias a McDonald’s:

1. Todo se vuelve antiguo
2. El cambio es algo inevitable

Esperemos que la compañía esté planificando a futuro y que nos vuelvan a sorprender con sus nuevos locales. En caso contrario, el destello de Apple pronto podría no ser más llamativo y único que los Arcos Dorados.

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