Zaha Hadid: Un anillo como una casa
Una compilación de la arquitecta anglo-iraquí Zaha Hadid por Georg Jensen
A lo largo de décadas, la arquitecta
Zaha Hadid (Bagdag, mil novecientos cincuenta) diseñaba, cosía y vestía su ropa.
Entonces, cuando despegó profesionalmente, pasó a vestirse recurriendo a los diseños de sus 2 sastres favoritos: el belga Martín Margiela y la Premio Nacional de la Moda dos mil quince Sybilla.
Con todo, Hadid prosiguió dibujando sus valientes joyas, por norma general piezas para las manos, prototipos que, merced a una impresora 3D ahora genera en su estudio.
Eso fue lo que dio origen a los 8 diseños de la compilación para la casa Georg Jensen que se presentó en la feria de joyería Baselworld, festejada en Suiza.
La unión entre la centenaria firma danesa y los valientes diseños de Hadid marca un jalón en la trayectoria de los dos pues el resultado se reconoce al unísono como un georg jensen y como un hadid. Y no es frecuente que esto suceda.
En sus numerosas incursiones en el planeta del diseño, de mobiliario bien del vestir, Hadid siempre y en todo momento gana.
No es que las piezas nazcan con voluntad de imponerse sobre la marca para la que trabaja, es más bien que la fuerza de sus dibujos difícilmente puede ser delimitada en unos factores que no son los suyos.
Se afirmaría que la arquitecto diseña siempre y en todo momento para sí y todo en ella —su talento, su osadía y hasta su físico— resultan excepcionales.
De esta forma, no es esta la primera vez que la arquitecto vanguardista en percibir el Premio Pritzker (en dos mil cuatro) usa las líneas sensuales de su arquitectura para concebir diseños para vestir y adornar el cuerpo.
Para Adidas firmó una compilación de calzado de deportes, para Louis Vuitton diseñó un bolso y la austriaca Swarovski olvidó sus mosaicos de vidrio para lanzar enormes pulseras coloreadas (compilación Glace) con el sello de Hadid.
Esta vez, la arquitecto cuenta que a lo largo de la inauguración de las 3 sinuosas torres del proyecto Wagnjing Soho que ha construido en la ciudad de Pekín, el diseñador jefe de la firma danesa David Chu admiró sus joyas.
Hadid le afirmó que eran prototipos y la semana siguiente Chu viajó al estudio londinense de la arquitecta: deseaba ver todas y cada una de las pulseras.
Con ciento doce años de historia esta firma danesa tiene reputación de tradicional moderno.
Su catálogo está lleno de abalorios y objetos de plata que nacen rompedores y, no obstante, se establecen como piezas fuera del tiempo.
Es bien difícil ponerles data. Es posible que eso suceda pues todos mencionan a más a líneas de la naturaleza que a las tendencias.
Eso vio Chu en Zaha: la traducción de sus edificios en joya.
Hadid asegura que la arquitectura no se puede traducir. Mas acepta que todo en su trabajo son interpretaciones.
La compilación de 5 anillos y 3 brazaletes concebida ahora para Georg Jensen es eso, un viaje de regreso inspirado en el proyecto chino que emplea las estrías para fraccionar la contundencia de las piezas.
Las estrías que suavizan la testera de las 3 torres están presentes en las pulseras y los anillos.
Es curioso que una firma valiente mas prudente como Jensen apueste por entre las proyectistas más rompedoras.
Mas ese es, exactamente, el valor de estas piezas. Efectuadas en plata o bien en radio, con pequeños diamantes engastados, los brazaletes escapan a la rigidez, la dureza y la estética cartesiana que, salvo Cleto Munari o bien Oscar Tusquets, los arquitectos ha asociado de forma tradicional a la orfebrería. Hadid charla de un círculo de referencias.
Asegura que su proyecto de 3 torres redondeadas remite a un montaña. En los anillos concebidos para Jensen es simple regresar a ver esa montaña desgastada. Los brazaletes corren otra suerte, atentos a la anatomía femenina, su valiente diseño logra que un enorme objeto se adapte a los brazos como una segunda piel.
¿Es esencial que un arquitecto técnico pruebe su destreza en todas y cada una de las escalas? Puede serlo en el instante en el que sus edificios abundan por el planeta. Que Hadid tiene más mano que sello, esto es, que recurre más a un talento para el diseño que a una receta estilística lo prueba su capacidad para trasladar con soltura su especial planeta curvilíneo a todo lo que diseña.
Zaha Hadid
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