Las ciudades más verdes del mundo
Los esfuerzos que tratan de revertir el cambio climático se enfocan en disminuir las emisiones de gases de efecto de invernadero, provenientes de combustibles fósiles como petróleo, gas y carbón. Algunas ciudades lo están logrando.
Desde 2010, la Comunidad Europea (CE) premia a la ciudad que se compromete en crear y aplicar políticas en pro del planeta mediante el Premio Europeo de la
Capital Verde.
En su primera emisión, Estocolmo fue la primera ciudad galardonada; este año correspondió a la ciudad alemana de Essen. Desde entonces, más ciudades se suman a esta iniciativa, no sólo en Europa, sino también en América y Oceanía. Todos los esfuerzos son vitales: ciclopistas, prohibición de envases de plástico o unicel, cierre de termoeléctricas o refinerías. Este es un recorrido a través de diez ciudades verdes.
Essen
Cuando se habla de Alemania, ciudades como Berlín, Múnich o Bonn destacan más que otras. Sin embargo, Essen, la novena más grande, fue hasta 1986 una ciudad industrial que dependía de la extracción de carbón. Desde entonces, al cerrar la última mina, la ciudad comenzó una transformación sin precedentes, convirtiéndose en un centro de servicios financieros. Para dejar atrás el panorama gris de ciudad industrial, las autoridades de Essen han creado corredores verdes y azules, con redes de ciclopistas. El jurado le otorgó este año el Premio Europeo de la Capital Verde por su sistema de gestión del agua, con la renovación del paisaje fluvial del Emscher, río usado como vertedero industrial y que en 2020 quedará libre de contaminantes.
Reikiavik
La tierra natal de Björk ofrece un panorama humeante. Gracias a su condición natural, la llamada “tierra del fuego y el hielo” hace posible que el 100% de la electricidad se obtenga a través plantas geotérmicas e hidroeléctricas que cubren las necesidades de los poco más de 330,000 habitantes. Islandia ha dejado de usar combustibles fósiles; su transporte público se mueve mediante hidrógeno.
Hamburgo
El Elba riega esta ciudad del norte alemán (CVE 2011), creada como si de una “red verde” se tratara (Grünes Netz): los parques públicos, las zonas recreativas y los bosques ocupan el 17% de su territorio. Universitaria y con un importante puerto comercial, sus ciudadanos tienen a menos de 300 metros acceso al transporte público.
Estocolmo
La capital de Suecia (CVE en 2010), el pulcro y limpio escenario (en apariencia) por el que Lisbeth Salander lidiaba con Los hombres que no amaban a las mujeres, condensa el espíritu escandinavo y presume de numerosos pulmones vegetales: el 95% de los holmienses viven a menos de 300 metros de un área verde.
Liubliana
Actual Capital Verde Europea, la ciudad en la que Jasón y los Argonautas vencieron a un legendario dragón mezcla chispazos mediterráneos e idiosincrasia germánica.
Liubliana es una de las urbes que más ha cambiado en la última década: las inmediaciones del río Sava han sido regeneradas, se han plantado más de 2.000 árboles y se han construido cinco nuevos parques.
Nueva York
Con el plan One City: Built to Last (Una ciudad: construida para durar), la gran manzana se comprometió a que en 2025 un millón de edificios mejorarán su eficiencia energética, mediante 8 iniciativas dirigidas a edificios públicos que consumirán menos electricidad y agua.
Para lograrlo no han escatimado en gastos: 1,000 millones de dólares de fondos anuales y programas de participación con el sector privado para impulsar tecnologías limpias.
San Francisco
Esta ciudad del oeste estadounidense le declaró la guerra a la basura. El 4 de marzo de 2014 prohibió la venta de agua embotellada. Sólo en Estados Unidos se compran 500 millones de botellas de agua a la semana.
Con esta medida se reduce el impacto ambiental de la fabricación de PET y los vertederos de basura se hacen más chicos. A empresas como Pepsi o Coca Cola no les gustó la decisión.
Vancouver
La tercera ciudad más grande Canadá se toma en serio el cambio climático, y está empeñada en convertirse, hacia 2020, en la ciudad más verde del mundo. ¿Cómo lo conseguirá? En 2020 dejarán de usar combustibles fósiles, todos los edificios serán verdes, limitando su consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero.
En la fecha programada, el 50% del transporte se realizará en bicicleta, transporte público y caminando. Reducirán los residuos sólidos en un 50%. Y todos los habitantes tendrán a menos de cinco minutos una playa, un parque o un bosque.
Además, consumirán solo alimentos locales, frescos, cultivados sin químicos dañinos, producidas de manera justa.
Curitiba
Desde 1965 esta ciudad brasileña inició su transformación. El secreto: su sistema de transporte, columna vertebral del proyecto. Se trata de una ciudad diseñada para el peatón, pionera en cerrar su centro histórico a los vehículos, en impulsar fachadas y azoteas verdes, y fue de las primeras en obtener la certificación LEED.
En Curituba se recicla el 70% de la basura, hay cerca de veinte parques, calles y avenidas arboladas. Un ejemplo para Latinoamérica.
Masdar
La diseñó
Norman Foster. Ciudad completamente sustentable en construcción desde 2006 en el desierto de Abu Dabi. Toda la energía se obtiene de paneles solares; cuenta con desalinizadora, sistemas de deshumidificación, refrigeración, energía eólica, geotérmica, hidroeléctrica, mareomotriz, solar, depósitos de reciclaje y no depende del petróleo.
Su sistema de transporte, dividido en tres tipos, está pensado para que nadie tenga coche: Transporte Rápido Personal (PRT), cabina individual eléctrica que recorrerá toda la ciudad en 7 minutos, con 85 estaciones en funcionamiento las 24 horas, todo el año.
Transporte por Rail Ligero (LRT), tren eléctrico con conexión directa con el aeropuerto de Abu Dabi y 6 estaciones. Transporte de Carga Rápida (FRT), eléctrico y automatizado, para transportar mercancías y alimentos.
Ciudad del Cabo
Partida entre un centro europeizado y rico, llamado Ciudad Madre, y unos depauperados y conflictivos suburbios, Ciudad del Cabo ha puesto el foco en el elemento vital: el agua.
Su plan de gestión, activo desde 2007, ha frenado el crecimiento del consumo y ha reducido el crónico desperdicio del agua a un 20%. El resultado final, un ahorro estimado en el 30%, ha sido galardonado por el C40.
Johannesburgo
Joburg o Jozi, Johannesburgo para los locales, tumba de la Señora Ples (un cráneo de Australopithecus africanus nacido hace más de 2,6 millones de años), es una de las ciudades pioneras en el mundo en captar financiación para sus proyectos sostenibles con el Bono Verde.
El sistema le ha permitido renovar su red de transporte público y fijar el objetivo de reducir un 42% las emisiones de carbono en diez años.
Singapur
No por nada le dicen la ciudad de los jardines. Los Jardines de la Bahía, de más de 100 hectáreas de superficie, se ubican en el centro de la ciudad. Independiente desde hace 50 años, Singapur importaba el agua de Malasia.
Hoy, tras muchos esfuerzos, el país capta agua de lluvia, la recicla y cuenta con plantas de desalinización. Su sistema de transporte es tan eficiente que comprar un coche no es cosa fácil: los trámites son muchos y muy estrictos, lo que reduce la contaminación y el tráfico.
Wuhan
Un basurero de 315 hectáreas de superficie y 10 metros de profundidad se transformó en un parque público donde crecen toda clase de flores. En enero de 2009, las autoridades de la ciudad impulsaron un ambicioso plan la rehabilitación ecológica y aprovechamiento del basurero.
Aunque todavía les quedan varios años de trabajo, las cosas van tan bien que la ciudad se ha convertido en un importante foco de atracción para los negocios y el turismo.
Adelaida
Aquí las bicicletas son gratis, los hoteles son ecológicos y lucha por convertirse en la ciudad más sostenible del mundo. Impulsan las energías renovables: eólica y solar, coches eléctricos, internet gratis y hospitales verdes, que usan recursos biodegradables y generan pocos desechos sólidos.
La capital de Australia del sur es la ciudad más habitable de Oceanía.
Oslo
Ha sido designada como la Capital Verde Europea 2019
Oslo es una de las capitales de más rápido crecimiento en Europa, y ha visto muchos grandes proyectos de construcción en las últimas décadas. La sostenibilidad ha sido un principio rector para muchos de ellos.
El nuevo barrio de Oslo, Vulkan, ubicado en un antiguo emplazamiento industrial junto al río Akerselva, es un cartel para la planificación ecológica de la ciudad.
El deseo de los desarrolladores de crear un vecindario que ahorre energía ha resultado en una central de energía local con pozos geotérmicos, edificios con sistemas de calefacción solar de agua y hoteles que reciclan la energía de los refrigeradores y ascensores.
Los desarrolladores en Oslo también han tenido cuidado de preservar la naturaleza. La construcción de la zona costera de Tjuvholmen incluyó arrecifes artificiales para garantizar que la fauna submarina local se mantuviera segura.
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