Los edificios que se hacen hoy son pura mierda, dice Gehry

En 2014, Frank Gehry, uno de los arquitectos más influyentes de nuestra era, lanzó una crítica devastadora sobre la arquitectura contemporánea.

"En el mundo que vivimos, el 98% de los edificios que se hacen son pura mierda", ha dicho, calificándolos de "malditos edificios" para incidir en que no hay sensación "de diseño, ni de respeto por la humanidad, ni juicio, ni nada". No obstante, ha matizado que "de vez en cuando" hay una "pequeña cantidad de personas que hacen algo realmente relevante".

Es lo que dijo, desatando una ola de controversia en la comunidad arquitectónica y más allá. A sus 85 años, recién galardonado con el Premio Príncipe de Asturias, Gehry expresaba su frustración por el rumbo que habían tomado las ciudades modernas: conglomerados de edificios que, en su opinión, carecían de diseño, sentido urbano y respeto por la humanidad.

Gehry no estaba solo en sus críticas. En palabras que recordaban las quejas de Rogelio Salmona, arquitecto colombiano que también protestaba por el deterioro de las ciudades, Gehry denunciaba que los espacios urbanos estaban siendo dominados por constructores que solo buscaban maximizar el uso del suelo sin considerar el impacto en las personas. "No hay sensación de diseño, ni respeto por la humanidad, ni juicio", afirmaba, sugiriendo que muy pocos estaban realmente creando algo relevante.

Diez años han pasado desde entonces, y sus palabras siguen siendo tan pertinentes como en aquel momento. Aunque la tecnología ha avanzado enormemente, permitiendo nuevas formas de diseñar y construir, el espíritu de muchas ciudades no ha cambiado lo suficiente. Las construcciones siguen, en gran medida, respondiendo a los intereses económicos por encima del bienestar humano.

Sin embargo, ha habido algunos avances. El auge de la arquitectura verde y los movimientos hacia la sostenibilidad y la construcción ecológica podrían ser señales de que una nueva generación de arquitectos está respondiendo al llamado que Gehry hacía por espacios más humanos y significativos. Además, la inteligencia artificial ha comenzado a abrir nuevas posibilidades para el diseño, haciendo más eficiente el proceso creativo y permitiendo a los arquitectos enfocarse más en el impacto social y ambiental de sus proyectos.

Pero la pregunta sigue en el aire: ¿hemos aprendido de las críticas de Gehry? A pesar de algunos avances, muchas ciudades siguen llenándose de construcciones que priorizan el lucro sobre la calidad de vida. El desafío que enfrentan los arquitectos de hoy no es solo construir edificios hermosos, sino también crear espacios que respeten y mejoren la vida de quienes los habitan. Gehry, a sus 95 años, aún observa este desafío con la esperanza de que, quizás, las generaciones futuras puedan transformar sus palabras en acción.
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