Terraza de la Tate Modern afecta la privacidad de departamentos de lujo en Londres.
A veces, vivir cerca de un museo no es tan maravilloso como se cree. El caso terminó en la corte de Inglaterra.
Todo iba bien en la nueva extensión de la famosa
Tate Modern, uno de los museos de mayor prestigio del mundo.
El nuevo edificio, obra de
Herzog & de Meuron (se llama
Switch House, por su cercanía con la central eléctrica a un lado del río Támesis) se planteó como una pirámide escalonada de vidrio, pero se cambió por una fachada de celosías de ladrillo.
Con 64.5 metros de alto y tiene 10 pisos, Switch House provocó una polémica en Londres, cuando se abrió al público una terraza con bar que ofrece vista de 360 grados de Londres.
El edificio más próximo a Switch House se llama
Neo Bankside, con departamentos desde 4 millones de libras, algo así como 5 millones 255 mil dólares.
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Con ventanas de piso a techo, los habitantes de estos departamentos descubrieron que los visitantes de la Tate y sobre todos los que subían al bar, tenían una vista franca hacia sus departamentos, violando su intimidad.
El director de Tate Modern, Sir Nicholas Serota, sugirió a los vecinos que colocaron cortinas o persianas, lo que avivó más la controversia, pues los dueños o inquilinos respondieron que era su derecho no tener ninguna barrera, pues precisamente compraron esos bienes por las vistas.
La extensión del Tate costó 260 millones de libra; nunca se pensó que el proyetco afectaría de tal forma a los vecinos. La distancia mínima entre Neo Bankside y ésta es de 34 metros de distancia.
Al abrirse la terraza y el bar, los mirones se dedicaron a espiar a los vecinos, quienes se quejaron de "vigilancia casi constante debido a las interminables miradas, saludos, fotografías e incluso gestos obscenos de personas en la terraza de Tate Modern”.
Por ello, 4 propietarios llevaron el conflicto a los tribunales.
El martes 12 de febrero, el juez Mann rechazó la demanda argumentando que “los residentes podrían colocar cortinas de malla, bajar sus persianas solares, instalar una película de privacidad en las ventanas o considerar algunas plantas altas bien colocadas”.
La abogada Natasha Rees se sintió decepcionada y analiza una apelación a la sentencia.
Además de visitar los dos lugares para forjar su juicio, el juez dijo que “los apartamentos eran ‘impresionantes’, pero las ventajas de las amplias vistas acristaladas tienen un precio en términos de privacidad".
Entre las medidas tomadas por el museo está la de reducir el tiempo en la terraza, a fin de evitar problemas.
Además, las autoridades del recinto cultural reunieron a los arquitectos Herzog y de Meuron, Southwark Council y los desarrolladores Native Land, para buscar una solución, pero no se llegó a nada.
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Neo Bankside es un edificio de
Richard Rogers y sus socios, de 217 unidades repartidas en cuatro edificios que van desde 12 a 24 pisos.
Según la página del arquitecto, “estos cuatro pabellones hexagonales se han organizado para proporcionar a los residentes un alojamiento generoso, vistas impresionantes y la máxima luz del día. Los pabellones de acero y vidrio toman sus señales desde el contexto inmediato”.
Este caso demuestra que no siempre es bueno vivir cerca de un museo.
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