888: el número secreto de la Gran Pirámide
La investigación de un arquitecto español sobre la Gran Pirámide de Egipto revela un número que aparece en todas sus medidas: 888. ¿Por qué?
Los enigmas de las pirámides de
Egipto se van resolviendo a cuentagotas aunque nunca se develarán del todo.
Miquel Pérez-Sánchez Pla es doctor en Arquitectura.
La fascinación por estas formas perfectas animaron al arquitecto español Miguel Pérez-Sánchez Pla a viajar a la Gran
Pirámide para escribirle un poema sin imaginar que ese sería el principio de algo que, diez años después, se convirtió en una tesis doctoral asombrosa y desconcertante no solo para su autor y sus asesores.
En su tesis doctoral reconstruyó, por primera vez, la forma original de la
Gran Pirámide de Keops.
Su investigación ha sido desarrollada durante 14 años: combina matemáticas, geometría, astronomía, geodesia, arqueología, historia, geografía, mitología,
Sus investigaciones han aportado nuevos descubrimientos.
Primero descubrió que la Gran Pirámide se apoyaba en un zócalo cuya altura corresponde a la unidad de medida empleada por los egipcios: el codo real (cr) que equivale a 52.36 centímetros.
Usando computadoras y programas 3D, el arquitecto dibujó la pirámide para que correspondiera a la altura establecida por el arqueólogo inglés William F. Petrie: 280 codos reales. Sin embargo, la medida no era exacta, lo que ponía al descubierto que los bloques de piedra caliza no llegaban hasta la cúspide.
Pérez-Sánchez Pla fue armando este rompecabezas que aparece en su libro “La Gran Pirámide, clave secreta del pasado”.
De acuerdo a sus cálculos, la altura real de la pirámide se obtiene de dividir “lo infinitamente grande según los egipcios –el millón–, dividido por lo infinitamente pequeño –3,600, que es la división de la hora y del grado en segundos-. El resultado es 277.7778 codos reales y no 280.
Pérez-Sánchez Pla dice que ese vacío se completa con la representación del sol: en la cúspide de la Gran Pirámide había una esfera.
“Una vez terminado nos encontramos con que la superficie de la Gran Pirámide era de 314,159.2 cr2, lo que ofrecía una aproximación con seis decimales al número Pi”.
Las sorpresas continuaron. Al medir la Cámara del rey, encontró que sus dimensiones son exactas: su altura respecto al zócalo es de 43.00 metros, la diagonal de su muro mayor de 12.00 y su volumen de 321 metros cúbicos.
Con medidas más precisas, Pérez-Sánchez Pla descubrió, además de Pi, el número de oro o Phi, la divina proporción (1,6180). Al calcular el perímetro, la superficie y el volumen siempre aparece el número 888.
Para continuar, había que ir directamente a la historia del Egipto antiguo y el mito de Osiris, diosa a quien según Pérez-Sánchez Pla está dedicada la pirámide, y cuya construcción terminó el 3 de octubre del 2,530 antes de Cristo, tras 17 años y 9 días de trabajos continuos.
Estas fechas se establecieron partir de la alineación de dos canales estelares de la Gran Pirámide con el planeta Marte.
“La Gran Pirámide es el monumento conmemorativo del milenario del día de la muerte de Osiris”, afirma el arquitecto.
Ante tal precisión matemática, Pérez-Sánchez Pla acepta que se trata de un enigma: “No tengo ni idea de cómo lo hicieron, no solo cómo la construyeron sino cómo la proyectaron, porque la Gran Pirámide se convierte en un elemento que concentra una gran cantidad de información. Es una enciclopedia de piedra”,
Las preguntas siguen en el aire: ¿cómo pudieron construirla con tal precisión?
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