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La mejor beca para arquitectos mexicanos

Conoce la Beca Arquitecto Marcelo Zambrano de CEMEX que tiene valor de 1 millón de pesos mexicanos anuales, para cubrir los costos de colegiatura y manutención.
La mejor beca para arquitectos mexicanos El tema de la enseñanza y las escuelas de arquitectura se ha abordado, teniendo como nudo central el rol de la actividad académica, a partir de una estrecha vinculación con la sociedad reconociendo que la función social del arquitecto se liga a las problemáticas del fenómeno urbano.

Con un replanteamiento profundo de métodos y objetivos académicos, el proceso de aprendizaje de la arquitectura y la construcción se orienta a la formación de un futuro método de análisis, síntesis, coordinación y crítica para impulsar el desarrollo de investigación aplicada con pragmatismo y acción social.

Cada año, CEMEX entrega la Beca Arquitecto Marcelo Zambrano como un homenaje a la trayectoria de dedicación profesional y liderazgo de este arquitecto, con la finalidad de impulsar a jóvenes mexicanos para cursar estudios de posgrado en el extranjero.

Esta beca está destinada a fomentar el desarrollo académico de arquitectos graduados de licenciatura, cuyo trabajo demuestra un potencial significativo para contribuir de una manera decidida e innovadora en el progreso de la cultura del diseño y la construcción.

Este apoyo de formación curricular vincula la academia con el mundo laboral. Una arquitectura de amplio espectro donde la formación del futuro profesionista es el resultado de una experiencia de apertura y especialización que madura por el constante intercambio universidad-sociedad.

En las escuelas de arquitectura nacen las nuevas líneas de pensamiento a partir de ejes de acción que multiplican las habilidades pues se nutren de tierra fértil para forjar generaciones venideras con instrumentos de innovación.

La beca ha propuesto un ideal de escala por década. “Escala tus metas” responde a la analogía de crecimiento gradual pero a la vez de catalizador profesional.

Es común que exista el vacío entre un estudiante recién titulado y la vida laboral del arquitecto, aquella que promete cualquier sueño de restirador y escuadras.

Los fines de una especialización deben ser comienzos de una estrategia de actuación y adaptación pero a la vez de motivos de transformación. Y en este caso particular, el aprendizaje es de formación pero a la vez de vida, de cultura e identidad.

La distancia es necesaria.

“No hagan lo que yo hice, vean lo que yo vi”, decía Luis Barragán. No sólo para analizar un contexto urbano local desde fuera, sino de contagiarse de otras formas de pensamiento con experiencias de enseñanza académica.

El puente laboral es inherente a la profesionalización.

Durante once años la Beca Arquitecto Marcelo Zambrano ha reconocido y apoyado el esfuerzo personal y la ambición por trascender de jóvenes comprometidos que inician su camino en la construcción de una sociedad que será mejor gracias a la generación de conocimiento.



El Consejo Honorario, responsable de seleccionar al ganador de la beca, ha sido parte fundamental de este galardón: Carlos Mijares (1930-2015), Agustín Landa (1951-2015), Augusto Quijano, Aurelio Nuño, Isaac Broid, Javier Sánchez, Mauricio Rocha, Alejandro Rivadeneyra, al cual también se sumaron el año pasado; Fernanda Canales y Nora Toscano como consejeras invitadas.

Con experiencias compartidas y complejas deliberaciones, el Consejo ha transmitido un mensaje de rigor y convicción, pero a la vez de pasión y ambición. Así se ha traslapado el saber y la destreza de una generación:

Diego Ricalde (2007), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Maestría en Arquitectura y Urbanismo (Dissertation Distinction), Architectural Association, Londres.

Juan Carral (2008), UNAM, Posgrado Laboratorio de la vivienda del Siglo XXI, Universidad Politécnica de Catalunya, Barcelona. Apoyo especial: Loreta Castro (UNAM), Maestría de Arquitectura en Diseño Urbano, Universidad de Harvard, Boston.



Jimena Hogrebe (2009), UNAM, Maestría en Historia de la Arquitectura, UCL Bartlett School of Architecture, Londres.

Frida Escobedo (2010), Universidad Iberoamericana (UIA), Maestría en Estudios de Diseño (Arte, Diseño y Dominio Público), Universidad de Harvard, Boston.

José Manuel Esparza (2011), Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Maestría en Estudios de Ciencias (Prácticas Críticas, Curatoriales y Conceptuales en Arquitectura), Universidad de Columbia, Nueva York.

Adriana Chávez (2012), UIA, Maestría en Urbanismo, Paisajismo y Ecología, Universidad de Harvard, Boston.



José Alexandro Medina (2013), Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Maestría en Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Harvard, Boston.



Javier Garciadiego (2014), UIA, Maestría en Planeación Urbana (Desarrollo Económico y Vivienda), Universidad de Nueva York, Nueva York.



Andrea Soto (2015), ITESO, Maestría en Arquitectura de Paisaje, Universidad de Harvard, Boston.

Aránzazu de Ariño (2016), arquitecta egresada de la UIA, ha sido becada en esta última edición para estudiar Diseño Urbano en la Maestría en Arquitectura de la Universidad de Harvard, con especialidad en Arte, Diseño y Dominio Público.

Paola López (2017), Instituto Tecnológico de Tepic, ganadora en 2016 del concurso nacional Paseo Urbano. Co-fundadora de PA AR, Paisaje y Arquitectura. Con la beca Zambrano cursará la Maestría de Arquitectura del Paisaje en la Universidad Politécnica de Catalunya, en Barcelona, España.


Este programa de posgrado integra arte, estética, política, gestión cultural y arquitectura para el desarrollo de proyectos artísticos y curatoriales, tanto museográficos como de espacio público y transformación urbana.

Con distintas aproximaciones a la arquitectura e impulsados con la Beca Arquitecto Marcelo Zambrano, esta generación consolida una visión de la profesión desde su vocación y campo de actuación.

Amplían la definición tradicional de lo que constituye parte esencial de la tarea del arquitecto forjando bases esenciales para enlazar situaciones históricas, económicas y socioculturales diversas.

Ya sea en diseño arquitectónico, planeación, paisajismo, vivienda, gestión pública, arte, curaduría y museografía, entre otros campos de conocimiento, la experiencia profesional detona procesos de cambio y creación cultural.

Toda experiencia de viaje y generación de conocimiento exige una disciplina de rigor milimétrico, de escalímetro ajustado. A veces uno siente la necesidad de salirse de la corriente del río y sentarse en la orilla a observar las cosas desde otra perspectiva pero a la vez para interpretar contextos locales.

Es preciso aprender a mirar bajo la superficie, donde todo va más despacio y es posible intentar captar la naturaleza profunda de la historia que estamos viviendo para así acercarse a los ideales no conseguidos.

Es preciso apartarse de los acontecimientos, encontrar un panorama más amplio y elaborado. La escuela despierta y completa estas inquietudes con lecturas expansivas.

Aprender a formarse también requiere graduación, ajuste de planos y vista focal; escorzos variables para percibir y adquirir las partes de los procesos creativos; la arquitectura como soporte para la comunicación y comprensión de lo que nos rodea.

Los estudios de posgrado desarman rompecabezas preconcebidos incorporando nuevas piezas y complejizando realidades para luego sintetizarlas, diagnosticarlas y escalarlas con perímetros sin fronteras.

En once años, el aumento de piezas ha resultado en un marco de soportes y oportunidades para imaginar mejores futuros.


Si quieres saber más sobre esta jugosa beca, entra en la página de de la beca: Beca Arquitecto Marcelo Zambrano

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