La accidentada historia del concreto cincelado
La historia del acabado característico que usaron los arquitectos mexicanos Teodoro González de León y Abraham Zabludovsky en buena parte de sus edificios se cuenta en este artículo.
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El edificio de las
Oficinas Centrales del INFONAVIT, obra de
Teodoro González de León y
Abraham Zabludovsky, se completó entre 1973 y 1975.
La importancia de su construcción radica en que ahí, por primera vez, la dupla de arquitectos empleó el
concreto cincelado con grano de mármol. ¿De dónde surgió la idea? ¿Cómo se les ocurrió?
Según el testimonio de González de León, se debió a tres factores constructivo-económicos :
1) La escasez de recursos, que aun en obras de relativa importancia obliga a usar sistemas de cimbrado deficientes;
2) La baja calificación de mano de obra que deja huella en todos los pasos del proceso de fabricación del concreto;
3) Lo poco expresivas y muertas que resultan las superficies de concreto en las que no se ha buscado una textura.
Durante diez años, ambos arquitectos experimentaron con diferentes materiales hasta que encontraron la respuesta: pedacería de mármol blanco en lugar de grava, arena rosa o beige. Posteriormente, ensayaron con varias técnicas de desbaste, incluyendo lavado a presión, químicos y martillos neumáticos.
(Oficinas Centrales del INFONAVIT)
González de León lo cuenta así en una entrevista para el Instituto Mexicano del Cemento y el Concreto
"Claro, después nos dedicamos a buscar esa manera en el acabado del concreto. El disfrazar la mano de obra que tenemos, porque el concreto aparente si no tiene una cimbra perfecta y todos los pasos a seguir a veces sale fatal.
(Oficinas Centrales del INFONAVIT)
“Se presentan problemas muy serios, como juntas de colado o rebabas que no se pueden recortar. Por ello probamos muchas maneras, entre ellas el cincelado o el martelinado; pero el cincel fue la solución porque rompe la primera capa y abre el grano.
“De esta forma se nos ocurrió mezclar grano de mármol blanco; entonces, se empieza a liberar la superficie. Esto fue un experimento de cuatro o cinco años que realizamos en los sótanos de los edificios que estábamos haciendo; hacíamos las pruebas y a veces cuando no salía nada interesante pues ahí se quedaban en el sótano".
(Oficinas Centrales del INFONAVIT Fuente:moma.org)
Por sus características, esta nueva textura ofrecía las siguientes ventajas: se podía emplear cualquier tipo de cimbra; en caso de errores, era posible realizar resanes, y la textura final requería un mantenimiento mínimo y rompía con la monotonía de las superficies de concreto aparente.
Es probable que el germen de esta idea, en lo que concierne a Teodoro González de León, se remonte a la Francia de la posguerra, en 1947, cuando él, un becario de veintiún años, llega a la ciudad luz y en lugar de tomar clases en la Escuela de Bellas Artes, camina al número 35 de la calle de Sèvres, dirección del despacho de
Le Corbusier, y se ofrece como dibujante sin remuneración.
Tras dos meses en la sección de ingeniería, González de León comienza a trabajar en el proyecto del techo-jardín de la
Unidad Habitacional de Marsella, proyecto de suma importancia en el campo de la arquitectura y el urbanismo.
Durante uno de los viajes de supervisión a Marsella, ocurre un “accidente imprevisible”, como el propio Teodoro lo cuenta en Retrato de arquitecto con ciudad (Artes de México, 1996):
El colado de algunas columnas de la unidad resultó defectuoso. Contrario a lo que todos esperaban, “el cuervo” pidió que los colados restantes se hicieran de la misma forma, bajo el mismo procedimiento, con el mismo tipo de madera: el “error” se convertiría en la firma de sus siguientes proyectos: la
capilla de Ronchamp, el
convento de La Tourette, las
unidades habitacionales de Nantes y Berlín, el
pabellón de Brasil en la Universidad de París y todas las construcciones de
Chandigarh, India.
Si en la arquitectura no hay Mozarts, como afirmaba Le Corbusier, en el campo de las ideas constructivas y arquitectónicas ocurre algo parecido: pasa mucho tiempo para maduren.
Entre el “error” en el colado de la Unidad Habitacional de Marsella y el edificio de INFONAVIT transcurrieron veintiocho años.
por Jorge Vázquez Ángeles
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