Si te lo ofrecieran, ¿diseñarías obras para un dictador?
Es un asunto ético: ¿es correcto trabajar para gobiernos totalitarios? ¿Puede el arquitecto mantenerse al margen?
Una manera de conservar el poder y de arraigarse en él eternamente es mediante la construcción de símbolos. Los gobernantes que pasan por encima de los derechos de sus ciudadanos y se perpetúan en el poder se denominan dictadores.
Sin ser cómplice de sus acciones, la arquitectura se convierte en el vehículo perfecto para crear los delirios de los dictadores y consolidar sus proyectos políticos.
Hitler es un claro ejemplo de ello: su visión de un reino que duraría 1,000 años se manifestó a través de los trabajos de
Albert Speer, su arquitecto, quien diseñó la capital mediante grandes edificios.
¿La labor de Albert Speer fue ética?
En la actualidad, a lo largo del mundo existen regímenes totalitarios en los que se aplastan los derechos ciudadanos y las libertades se restringen.
¿Deben los arquitectos trabajar en países así, favoreciendo la imagen de los dictadores?
Se trata de un tema polémico. En 2008,
Daniel Libeskind declaró públicamente “que los arquitectos deberían pensar mucho antes de trabajar en China”, y dijo convencido que nunca trabajaría para un régimen totalitario.
(THE RUN RUN SHAW CREATIVE MEDIA CENTRE por Daniel Libeskind)
Sin embargo, sus colegas lo tacharon de hipócrita porque Libeskind había iniciado un proyecto en Hong Kong.
(estadio para el
Mundial de Qatar por
Zaha Hadid)
Zaha Hadid, por su parte, cuando declaró que la muerte de obreros en la construcción de su estadio para el Mundial de Qatar era un asunto que a ella no le concernía, puso de nuevo en la mesa a discusión de si los arquitectos deben o no pensárselo dos veces antes de trabajar para gobierno autoritarios.
Otro caso similar es el de
Frank Gehry: en 2013 declaró que “prefería trabajar con dictadores benevolentes” que en países democráticos porque, en estos últimos, todos emiten una opinión que puede ser contraria a los deseos de un arquitecto.
Estas palabras las expresó a la revista Foreign Policy.
"Creo que lo mejor es tener un dictador benévolo, ¡quién tiene gusto! Es muy difícil obtener consenso, tener un creador de tendencias”.
Acorde a sus palabras, en diciembre de 2014, Gehry estuvo en Venezuela, país que ocupa desde hace ya varios años las columnas de revistas y diarios, en las que se señala que se vive “una dictadura” tras la muerte de Hugo Chávez y el interinato de Nicolás Maduro y que ha ganado las elecciones presidenciales tras no pocos señalamientos de fraudes, falta de libertad de expresión y una economía en picada.
En esa fecha, Gehry presentó a Nicolás Maduro la maqueta del
Centro Nacional de Acción Social por la Música, que se construiría en Barquisimeto, capital del estado de Lara.
Acompañado del director de orquesta Gustavo Dudamel, el arquitecto mostró el complejo artístico con dos salas de conciertos con capacidad para 3,700 espectadores.
El proyecto no se concretó debido a la fuerte crisis económica del país sudamericano.
Es el mismo caso de
Richard Rogers, quien al menos no se dejó fotografiar junto a Maduro, quien diseñó un estadio de futbol en un complejo deportivo también inconcluso llamado
Parque Hugo Chávez, de 250 hectáreas.
https://i.imgur.com/Egl33LDl.png
El
Estadio Nacional de Fútbol formó parte de un plan maestro para el área conocida como La Rinconada a 8.5 kilómetros al suroeste de la capital.
Con capacidad para 50,000 personas, el estadio tiene forma de tazón y pretendía ofrecer un nuevo enfoque para las actividades de ocio en la ciudad y ocho hectáreas adicionales de espacio público.
Sin restarle mérito a estas obras inconclusas, ¿deben los arquitectos ir a donde se les llame, sin prestar atención a la situación política de cada país? ¿Los arquitectos sólo hacen arquitectura y no política?
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2019-03-18